SINDICATO PETROLEROS 38

Sobre la elección de la dirección del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana

 

Más de 89 mil trabajadores petroleros afiliados al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana eligen a su secretario general, cargo vacante desde hace dos años que fue destituido el corrupto ex legislador priista Carlos Romero Deschamps.

Desde el Partido Comunista de México hacemos los siguientes señalamientos de dicho proceso electoral.

El papel del presidente López Obrador ha sido de abierta y grosera intromisión en la vida interna del sindicato petrolero, desde que asumió su cargo; esto en buena parte con la anuencia de los propios liderazgos disidentes, que confrontados con el viejo cacicazgo priista, se alinean a su política “anticorrupción” como la solución a los males que aquejan al sindicato. Perdiendo de vista que precisamente ese ha sido el principal mal que aqueja a los trabajadores de PEMEX, pues el jefe del ejecutivo es también el representante de la patronal, esto es el Estado mexicano, pues se trata de una empresa pública y ya sabemos que no se puede ser “juez y parte”.

 

Que permitirle u otorgarle al Presidente de la República la facultad de poder intervenir o incidir en la vida interna del sindicato da como resultado el corporativismo que se dice combatir, el control del sindicato se da a través de los aparatos estatales, del partido en el gobierno, del reparto de cargos públicos o de curules.

Veinticinco candidatos se registraron para contender por la Secretaría General, y sin embargo, esto no es una muestra de libertad y democracia sindical, esto significa la dispersión del voto de los trabajadores, esto es mantener y fomentar la división de los trabajadores, evitar la unidad que les dé la fuerza para defender sus conquistas y derechos laborales ante la patronal (El Estado mexicano a través de PEMEX) y sus socios, los monopolios que hoy controlan el sector petrolero.

De esta manera el gobierno socialdemócrata, fiel servidor de los intereses de los monopolios que se han beneficiado con todas las reformas a la Constitución y sus leyes secundarias, hoy aplica la reforma laboral aprobada en mayo del 2019, propagandizando demagógicamente que así se hace efectiva la libertad sindical, pero deja de lado el tema principal de la independencia de clase, ya que sin independencia sindical no puede haber democracia sindical; es decir no se pueden elegir libremente a los dirigentes ni pueden estar representados verdaderamente los intereses de los trabajadores.

Tampoco perdemos de vista que esta reforma laboral está en sintonía con el capítulo laboral del T-MEC, y que por lo tanto no es favorable a los verdaderos intereses de la clase obrera.

La llamada “pasarela de las mañaneras” donde candidatas y candidatos pudieron expresar sus propuestas, acotadas a un tiempo máximo de cinco minutos, evidenció los límites y las carencias de la elección, van los candidatos amarrados de manos al proceso, la maquinaria de control sindical sigue viva, con un nuevo ropaje, aún si no “se cae” el sistema electrónico para votar; por otra parte tienen una profunda influencia de la ideología de la clase dominante, predomina en sus planteamientos la conciliación y la colaboración de clase, prevaleciendo la ideología burguesa de la Revolución Mexicana.

Ante este escenario, afirmamos que al contrario de lo que afirmó la Secretaria del Trabajo, María Luisa Alcalde, no hay ningún “ejercicio inédito de democracia sindical”; y denunciamos que el Gobierno Federal no sólo no se ha mantenido al margen, como afirma el presidente López Obrador, sino que ha operado la transición sindical sin rupturas con los viejos vicios y prácticas que garantizan al gobierno en turno el control corporativo renovado del sindicato. Tal ejercicio brutal aunque vaya con ropajes “democráticos” solo tiene parangón con el método del charrazo primero aplicado contra los ferrocarrileros y después contra todas las expresiones sindicales clasistas, practicado por el PRI durante décadas para controlar y corporativizar el movimiento sindical. Es muy claro que López Obrador pretende la reedición de esa política de sujeción al Estado del movimiento obrero y sindical basado en el corporativismo y control sindical, y en la aplicación de esa política tiene coincidencia plena con el Departamento de Estado de los EEUU y la vicepresidenta Kamala Harris.

Preservada la esencia se preserva con toda seguridad la forma, para una política sumisa al Patrón, y contra los intereses de los trabajadores. Si en su esencia ninguna de las planillas disidentes articuló su programa sindical con criterio clasista independiente, si no se reclamó la unidad de la disidencia en torno a un programa con dichas características sino que se dispersó entre referentes personales, seccionales, locales, etc., cada uno con el mismo programa de caja de resonancia del gobierno en turno como supuestamente opuesto a la dirección charra, entonces el Estado como Patrón se ha asegurado que todas las corrientes sindicales del STPRM no solo le permiten intervenir sino que compiten por ver cuál de ellas "mejor sirve a la 4T", y es fácil de anticipar en dichas condiciones una ratificación del grupo que controla el STPRM. Esperamos que tras la contienda de hoy se pueda extraer esa lección, la estructura colaboracionista sirvió a los gobiernos señalados por el presente como neoliberales pero se conformó como mecanismo de control sindical con mucha anterioridad, bajo el reformismo del llamado "régimen revolucionario", a nadie debe sorprender que el grupo que controla al STPRM encuentre arreglo, acomodo y legitimación bajo nuevas formas mientras nadie lo someta al fuego de la crítica y la acción clasista.

Los trabajadores petroleros todavía deberán recorrer un largo camino para poder conquistar definitivamente su independencia como clase, en este espejo se deben mirar todos los sindicatos y los trabajadores del país, pues con un gobierno socialdemócrata como el de MORENA, no cambia la esencia de la política de los monopolios, pues no se anula la lucha de clases que se da como consecuencia de la contradicción entre el capital y el trabajo.

¡Proletarios de todos los países, uníos!

El Buró Político del Comité Central del PCM