El próximo 20 de Noviembre se cumplen dos décadas del Manifiesto que llamaba a la construcción del Partido, y desde aquel año de 1994 se han efectuado cuatro Congresos, al cual sumaremos el Quinto que se reúne en Oaxaca los días 13, 14 y 15 de Septiembre.

La Comisión Nacional Organizadora trabajó poco más de dos años para crear las condiciones para efectuar el Primer Congreso del Partido de los Comunistas Mexicanos (nombre que tuvimos hasta el 20 de Noviembre del 2010) que finalmente se reunió los días 7 y 8 de Diciembre de 1996 en la Ciudad de México. Acompañaron el Primer Congreso delegaciones del Partido Comunista de China y del Partido del Trabajo de Corea, así como de la Oficina Política de la Embajada de Cuba. Participaron 90 delegados (40 de Coahuila, los demás del DF, Estado de México, Chihuahua, Baja California, Baja California Sur, Morelos, Veracruz, Nuevo León).

 

 

Fue aprobado el Programa, que tenía como meta la nueva democracia socialista, una “coalición de fuerzas antineoliberales para lograr la democracia popular, basada en la democracia económica, política y social”. En medio de la confusión ideológica que también nos alcanzaba se levantaba el humanismo socialista contrapuesto a lo que se llamaba la “debacle del socialismo real”.

Los estatutos aprobados rehuían al centralismo democrático y ponían énfasis en la democracia. No fue aceptada la figura de secretario general y en su lugar se aprobó la de coordinador nacional, que era una responsabilidad rotativa por seis meses, que podía prorrogarse a otro periodo. El Congreso eligió el Consejo Nacional y al Colectivo de Dirección Nacional, integrado por Armando Ibarra Garza, Antonio Castañeda, Alfredo Reyes Contreras, Fernando Acosta Esquivel, Héctor Ortíz Pérez, Héctor Colío Galindo, Pável Blanco Cabrera, Martha García Espindola y como coordinador nacional a Sergio Quiroz Miranda.

A pesar de los errores y deformaciones que en ese primer periodo el Partido tenía el gran mérito histórico es que con el Congreso se inicia la reorganización del Partido, después de un largo vacío que afectó severamente la lucha de la clase obrera.

El II Congreso, bajo la consigna socialismo o barbarie, se reunió los días 28, 29 y 30 de Abril del 2001 en el Club de Periodistas de la Ciudad de México y teniendo como meta principal dar pasos para unir a varias organizaciones de la izquierda socialista, creando para ello el Movimiento de los Comunistas Mexicanos con el Partido Revolucionario del Pueblo, Partido de la Revolución Socialista, Partido Comunista Revolucionario, Partido Comunista Mexicano.

Se dieron dos duros debates resultados de algunos desencuentros ideológicos y estratégico-tácticos. El primero tuvo que ver con la dictadura del proletariado, tema postergado desde los primeros momentos de construcción partidaria; la mayoría de los delegados votaron a favor de recuperar la dictadura del proletariado como parte programática. La otra discusión tuvo que ver con la participación electoral en la campaña de Cárdenas a la Presidencia de la República y de López Obrador (con quien se firmó un convenio, que ese señor traiciono de inmediato) en el año 2000. En este tema, el argumento presentado a favor se basaba en que la llegada del PAN a la presidencia era la llegada del fascismo, de la ultraderecha, el que sostuvo la otra parte señalaba que el descarrilamiento de las políticas agresivas capitalistas lo estaba dando la lucha de masas fuera de los espacios de la institucionalidad (CGH, Atenco, Electricistas), por lo que se llamaba a priorizar la participación en los frentes que alrededor de estas luchas se estaban construyendo y a dejar de lado el electoralismo.

Se contó con la participación internacional del PC de Cuba, FARC-EP, PCPE.

El nuevo Consejo Nacional eligió como Colectivo de Dirección Nacional a los siguientes camaradas: Sergio Quiroz Miranda, Armando Ibarra garza, Héctor Colío Galindo, José de Jesús Mendoza, Fernando Acosta Esquivel, Héctor Ortíz Pérez y fue electo coordinador nacional el camarada Pável Blanco Cabrera.

En este periodo el PCM inició su participación en varios espacios internacionales: en el Foro de Sao Paulo, por propuesta del Partido Comunista de Cuba, en diciembre del 2001 y en el Encuentro Internacional de los partidos comunistas y obreros, participando por vez primera en el Encuentro de Atenas, de Junio del 2002 que se reunió para analizar los sucesos del 11 de Septiembre.

El III Congreso Nacional se efectúo el 26 y 27 de Julio del 2003, como resultado de la resolución política principal del anterior Congreso, es decir, concretar un proceso unitario con otras organizaciones de la izquierda socialista y bajo la consigna Solo en el socialismo otro mundo es posible.

A mediados del 2002 en el Centro Cultural José Martí se realizó el Encuentro nacional de los comunistas ¿Qué hacer?. Las organizaciones participantes, PCM, PRS, PRP, PCR, se comprometieron a confluir en un solo partido marxista-leninista. El Segundo Encuentro convocado en Guadalajara, contó además con la participación del Consejo Nacional del Poder Popular, quien en voz de Marcos Tello presentó una propuesta diferente, que se basaba en que el leninismo era caduco, y que los partidos comunistas no se correspondían con las luchas del periodo marcadas por el protagonismo de los nuevos sujetos y de los movimientos sociales. Nuestro partido refutó contundentemente esas posiciones revisionistas y optó por retirarse de esa reunión. Posteriormente el PRS nos dirigió en misiva, deslindándose también de esas posiciones y llamando a continuar el proceso.

En una reunión bilateral propusimos que el Congreso de Unidad se realizara en el marco de los 50 años del asalto al Cuartel Moncada, sesionando primero por separado los Congresos del PCM y del PRS, y de existir la aprobación dar paso al Congreso de Unidad.

Es necesario señalar que desde el año 2002 iniciaron importantes debates en el interior del Partido de los Comunistas Mexicanos, derivados de la discusión del II Congreso, que se expresaban en el Consejo Nacional -que alternaba su sede entre el Hotel Ensenada de la Col. Roma y el local del Partido en la Plaza de Santa Catarina en el Centro Histórico del DF- y así fue emergiendo como mayoritaria la posición de ruptura con el reformismo, profundizándose la crítica a la presencia de la ideología de la Revolución Mexicana en nuestras concepciones marxistas-leninistas y el deslinde con el lombardismo o vía mexicana al socialismo y alianzas de la clase obrera con la llamada burguesía nacional. La minoría que sustentaba posiciones reformistas empezó a expresar además posiciones ajenas a nuestra teoría; influenciada por las ideas de Toni Negri, adoptó la teoría de imperio versus imperialismo de Lenin. Esta minoría se declaró en oposición sistemática a los acuerdos del Consejo Nacional y desconoció la convocatoria al III Congreso, por lo que éste se integró sin delegados de Baja California e importantes cuadros de Coahuila y el DF.

En ese momento el Coordinador Nacional del PCM era el camarada Héctor Colío, quien presentó el informe y el proyecto de resolución, consistente en avanzar al proceso de unidad en un solo partido marxista-leninista con el PRS, pero ante las desconfianzas presentadas por delegados sobre la historia y definiciones ideológicas de esa organización se expresó que si no avanzaba el proceso en los términos entonces el PCM tenía que continuar su vida y sus tareas.

A nuestro III Congreso acudieron delegaciones del Partido Comunista de Cuba, Partido Comunista de Vietnam, Partido Comunista de Bohemia y Moravia y del Partido Comunista Alemán-DKP.

La experiencia nos demostró que la práctica del PRS difería mucho de lo que decían ser: vínculos con la corrupta y porril FEG de Guadalajara; inexistencia de trabajadores en la CUT; arraigado lombardismo y posiciones nacionalistas-populistas, oportunistas/reformistas, simulación en materia organizativa, regionalismo, electoralismo, caudillismo. En realidad no había base común para nada.

Aunque en el periodo de participación en La Otra Campaña estas diferencias no se presentaban con fuerza, en 2008-2009 se presentaron, indicando la disyuntiva. Al actuar el PRS como una fracción permanente, lo que correspondía era convocar al IV Congreso del Partido de los Comunistas Mexicanos y dar el nuevo paso, es decir lo que Lenin describe en las Tesis de Abril como quitarse la ropa sucia.

La convocatoria al IV Congreso fue suscrita por los camaradas Héctor Colío, Eliseo Macín, Marco Vinicio Dávila y Pável Blanco e indicada para señalarse en dos sesiones plenarias, la primera el 20 y 21 de Noviembre del 2010, que atendería el tema orgánico/organizativo, es decir restablecer la legalidad leninista, aprobar Estatutos apegados al centralismo democrático y elegir al Comité Central; la segunda sesión plenaria tendría lugar el 29 y 30 de Enero del 2011.

El Congreso del PCM recibió la presencia solidaria e internacionalista de Eleni Bellou , integrante del Buró Político del Partido Comunista de Grecia-KKE y de Dimitris Karagiannis, integrante del Consejo Editorial del diario Rizospastis, órgano del CC del KKE; de Héctor Fraginal del Partido Comunista de Cuba, del Embajador Pham Van Que de la República Socialista de Vietnam trasladando el saludos del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam, de Edmilson Costa, de la Comisión Política del Partido Comunista Brasileño y del Camarada Juan Antonio, Secretario General del Partido Comunista de El Salvador.

Este IV Congreso decidió recuperar el nombre de Partido Comunista de México.

La independencia de clase como elemento de la autonomía y acción del partido comunista es un factor conquistado por este Congreso, distinguiéndonos de corrientes oportunistas y reformistas en el movimiento obrero y revolucionario.

Las Tesis aprobadas sitúan a nuestra época como la del imperialismo y las revoluciones proletarias, de la transición del capitalismo al socialismo; destacan la contribución del socialismo construido en el Siglo XX, principalmente en la URSS y extraen las lecciones fundamentales para el presente, como el poder obrero, la planificación central, la participación de la clase obrera en el poder con base en los centros de producción, la propiedad social de los medios de producción concentrados y los monopolios, la propiedad social de la tierra. Para nosotros el socialismo no es una fase independiente sino la fase inmadura del comunismo. El socialismo-comunismo es la alternativa de la clase obrera y de los pueblos.

En la base de la contrarrevolución de los 90 se ubica la erosión oportunista iniciada con el XX Congreso del PCUS que introdujo relaciones mercantiles las cuales terminaron predominando sobre las relaciones socialistas lo cual estuvo en la base del retroceso temporal de la construcción socialista.

Las Tesis señalan que no hay etapas intermedias en la construcción socialista en México, señalando que la contradicción principal es la existente entre capital y trabajo a diferencia de quienes piensan que es entre nación dependiente e imperialismo norteamericano. A la luz de la interdependencia se esclarece que los monopolios, sin importar su nacionalidad explotan a la clase obrera y al conjunto de los trabajadores, y que en su beneficio establecen acuerdos interimperialistas.

Las Tesis apuntan que el único criterio que guía al Partido Comunista de México es el criterio clasista, con base en los principios del marxismo-leninismo, en la búsqueda de la generalización de la experiencia.

El Congreso eligió al camarada Pável Blanco como Primer Secretario.

Como puede apreciarse, son los Congresos del Partido los que han venido marcando el rumbo.

El Congreso de un Partido Comunista es el espacio donde se delibera y se decide, donde se aprueban los documentos básicos (Programa Tesis y Estatutos) y una manifestación del desarrollo orgánico, político e ideológico.

Hoy podemos apreciar que a pesar de la confusión ideológica programática, evidente en el I, II, y III Congreso, la importancia de decidir la reorganización del Partido Comunista abrió una perspectiva de lucha para la clase obrera y estableció nuevamente un destacamento nacional que refuerza la lucha internacional del proletariado.

Los Congresos son periodos para la reflexión y el aporte, para la crítica y la autocrítica colectiva, para evaluar las tareas y fijar las nuevas y la vida del Partido es asunto de todos sus militantes, que organizados en células deben procurar el mejor aporte para fortalecer al partido de la clase obrera.