Fortalecer las luchas contra la agresividad imperialistas en escalada, para la satisfacción de los derechos y aspiraciones socio-económicas de los pueblos, por el socialismo

Contribución que presenta el camarada Diego Torres, Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista de México, en el XIV Encuentro Internacional de los Partidos Comunistas y Obreros, reunido en Beirut, Líbano.

El Comité Central del Partido Comunista de México expresa su reconocimiento al Partido Comunista de Líbano por el esfuerzo organizativo para el 14 Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros. Por asumir la preparación del Encuentro Internacional en la región donde el imperialismo más peligrosamente muestra su tendencia a la guerra,  donde más se ha desarrollado la pugna inter-imperialista. Así mismo le reconocemos su larga historia de resistencia.

En años anteriores; como lo reflejan las declaraciones finales e innumerables intervenciones, el movimiento comunista internacional se anticipó a la inevitabilidad de la crisis, clarificó el carácter de la crisis, su naturaleza como una crisis de sobreproducción y sobreacumulación. Ahora el MCI observa la ofensiva generalizada del capital contra el trabajo en varios países, como una tendencia del imperialismo para estabilizarse.


Al mismo tiempo contamos con la experiencia conjunta de luchas masivas y militantes de la clase obrera, así como la participación directa en múltiples frentes de resistencia de los pueblos a las intervenciones y agresiones. Todo lo anterior debería ayudar para la búsqueda de una salida favorable a los pueblos, de una salida hacia con el derrocamiento del capitalismo, del mercado, del imperialismo.

Esto forma parte del patrimonio del movimiento comunista internacional. Los comunistas siempre han ido a la raíz de los problemas y jamás se han contentado con denunciar los síntomas de las contradicciones, en esto se diferencian de otros movimientos. Somos herederos de Marx, Engels, Lenin, somos portadores de las herramientas del socialismo científico, somos responsables de llevar esto a nuestra clase ante la marcha hacia la barbarie del imperialismo.

En el mundo entero el imperialismo, el poder de los monopolios, busca que la clase obrera pague por la crisis desvalorizando la fuerza de trabajo, busca sobre esta base aumentar la extracción de plusvalía. Mediante la prolongación de la jornada de trabajo, el saqueo de los fondos de pensión y jubilación, los recortes del fondo social, la cancelación de derechos y conquistas laborales, la liquidación de los contratos colectivos y los sindicatos, la limitación extrema del consumo popular, etc. Todos estos sacrificios hacen claro que vivimos en los límites históricos del imperialismo, que muestra signos de una acelerada descomposición.

Frente a ello hemos observado llenos de orgullo y alegría que la clase obrera se pone de pie, se coloca de nuevo en el centro de la lucha de clases y destruye en la práctica las teorías que hablaban sobre el fin de la clase obrera y de sus partidos de vanguardia. Ejemplo de ello son las más de 30 huelgas generales en Grecia desde que estalló la crisis, la potente huelga general en Portugal, las luchas masivas y militantes en España, las movilizaciones conjuntas en Europa, las huelgas en Nigeria, en Sudán, etc. El planeta se conmueve bajo estos pasos que da nuestra clase para retomar el lugar que por derecho es suyo.

En México las expresiones de rechazo a estas agresiones que recorren a la clase obrera mexicana están anuladas por la falta de independencia de clase de la aplastante mayoría de los sindicatos. La bajísima tasa de sindicalización es otro factor grave y que traza ante nosotros nuestra tarea principal.

Esta debilidad de la respuesta clasista tiene límites. Ya con la reciente reforma laboral, que es el golpe más devastador contra el valor de la fuerza de trabajo en casi un siglo, el descontento ha llegado a un punto apenas contenible. Prácticamente se han perdido los derechos que se conquistaron con las luchas de principios del siglo XX hasta la década de los 1930’s. Década donde estallaría la última huelga general. Que es por cierto un punto de inflexión, pues la clase obrera perdió su independencia y el histórico PCM se maniato cuando se puso en la agenda a hablar del gobierno progresista de Cárdenas, del Frente con la burguesía nacional, etc. Los comunistas en México hemos pagado un precio cruelmente elevado por esos errores, hemos tenido que sufrir por poco más de 80 años el control estatal de los sindicatos más importantes. Pueden estar seguros que hemos tomado medidas para desafiar ese control e insertarnos a nivel de centros de trabajo. No deseamos repetir errores, y sería muy lamentable que algún Partido Hermano tuviera que pasar por un escenario similar.

Los derechos que han sido cancelados son los que se obtuvieron con luchas duras, y esta cancelación retrotrae el escenario a ese momento. Ya hay movilizaciones en contra y la lucha se organiza centro de trabajo por centro de trabajo. Solo que ahora existe la posibilidad de no cometer los mismos errores, de recomponer al movimiento obrero con su propio carácter clasista y ligando las luchas inmediatas con la cuestión del poder. Hemos hecho absolutamente todo lo que estaba en nuestras manos por confrontar esta agresión. Decenas de miles de obreros conocieron nuestras llamadas de alerta y pudimos desencadenar acciones en varias regiones de nuestro país.

Sin renunciar al trabajo entre los empleados de los servicios y otros sectores de trabajadores. Para nosotros el frente de trabajo político más importante es el de los obreros industriales. Hemos obtenido éxitos parciales en este año. Nuevos destacamentos se integraron con acciones militantes a la lucha. Nuevos frentes de masas se incorporan al Partido. Se ha comenzado la construcción de sindicatos donde no había y de organizaciones partidarias por centro de trabajo. Más en este mismo periodo de éxitos hemos estado sometidos a montajes y ataques. De por sí hemos tenido que asumir en las fábricas un trabajo con métodos adecuados a responder a la durísima represión existente. Pero hay novedosos mecanismo que aprovechan nuestros enemigos. Ha surgido en este mismo periodo una serie de montajes virtuales que pretenden regar la confusión sobre el Partido Comunista a escala nacional e internacional. El periódico partidario “El Comunista” que es la continuidad del anterior órgano “Nuestro Tiempo”, y que acaba de organizar la celebración por los 18 años de fundación del Partido Comunista de México, también se ha enfrentado al surgimiento de otro periódico que intenta secuestrar su nombre. Nuestro Partido jamás se subyugará, jamás se someterá, jamás renunciará a luchar por llevar su política a la clase obrera, confiamos en contar con el respaldo de nuestros hermanos partidos de este Encuentro Internacional para rechazar estos mecanismos de confusión que no abonan a la lucha de clases.

La vinculación de las luchas clasistas por defensa de las conquistas sindicales y laborales es hoy dialécticamente inseparable de la lucha por el derrocamiento del capitalismo en su fase imperialista y la construcción del socialismo-comunismo. Tomamos medidas para que la relación del Partido Comunista con los sindicatos se fortalezca a escala nacional, con trabajo visible, y fortalecer en esa dirección a la FSM.

Pensamos que es una necesidad para los partidos comunistas especializar cuadros en el movimiento obrero y sindical sobre todo en el periodo de crisis.

Así, pensamos e insistimos en que ante la crisis y las medidas que se toman no se debe colocar como salida un cambio de gestión en los marcos del propio capitalismo. Una cosa es luchar por las demandas populares, luchar por la cancelación de los sacrificios, por detener la barbarie, por defender el valor de la fuerza de trabajo, por reducir la jornada laboral, etc., y otra es sembrar entre la clase obrera la confianza en que sus intereses pueden salvaguardarse por otra fracción burguesa, por una cogestión del capitalismo. Se debe colocar la alternativa al capitalismo, que es el socialismo. Por cierto, en sí mismo una fase de transición donde desde el primer momento el trabajo se lucha por abolir las relaciones mercantiles, el trabajo adquiere un carácter directamente social, son expropiados los medios concentrados y centralizados de producción, etc.

En breve: ¡Los obreros podemos vivir sin los patrones, podemos resolver nuestras necesidades sin ellos, las fábricas nos pertenecen!

En torno a América Latina quisiéramos apuntar brevemente que nosotros anhelamos también el sueño de la unión fraterna y la cooperación amistosa de nuestros pueblos, que somos solidarios con el proceso bolivariano, que somos la organización política que en México más ha movilizado en solidaridad con Cuba los últimos años como pueden atestiguar los amigos de la revolución cubana en nuestro país. Pero, que, sin embargo, la naturaleza con la que se construya la unión de nuestros pueblos, los resultados que arrojará estará determinado por la naturaleza de las relaciones sociales de producción al interior de cada país que se sume. Nosotros advertimos que el imperialismo es una categoría que alude no a un país, sino a un grado de desarrollo del capitalismo caracterizado por la existencia de monopolios, de la predominancia de la exportación de capital, de la fusión del capital bancario e industrial, de la repartición de los territorios y de los mercados, así como de la formación de asociaciones imperialistas.

Es un enfoque anti-dialéctico suponer que el capital se desarrolla unilateralmente. La burguesía realmente existente en nuestros países, la burguesía que acumula en sus manos la mayor parte de la riqueza social de la mayoría de los países latinoamericanos, la burguesía que es la enemiga y opresora directa de millones de obreros latinoamericanos, independientemente de su color o nacionalidad, es una burguesía plenamente imperialista.

Sabemos que mantener las relaciones capitalistas es mantener la acumulación capitalista, es mantener la extracción de plusvalía. Sabemos de la existencia de poderosos monopolios con asiento en nuestra región –hablamos de TELMEX, de EMBRAER, de CEMEX, de la VALE DO RIO, de BIMBO, etc., de los oligarcas latinoamericanos que no han sufrido la socialización de los medios de la producción y del cambio que concentran y centralizan.  ¿Entonces no vamos a saber el papel que jugarán estos monopolios en medio de las alianzas regionales?

Hoy todo mundo comprende el fracaso del proyecto de una Europa social, esa promesa socialdemócrata se convirtió hoy en la pesadilla bárbara que tritura a la clase obrera y va al asalto de todos los derechos de los pueblos. Hace mucho que Lenin, en sobre la consigna de los Estados Unidos de Europa, había advertido el carácter o bien utópico o bien reaccionario de tal consigna.

Comprendemos plenamente la necesidad de los procesos revolucionarios abiertos en América Latina de quebrantar las posiciones de los monopolios con asiento en Estados Unidos. En México, los comunistas no pueden asumir la posición de buscar convencer a la gran burguesía de mejores condiciones en el mercado. Lo que asumimos es buscar la cooperación amistosa con otros pueblos teniendo por base el derrocamiento de los monopolios, la destrucción de su poder económico y político. Luchamos por el socialismo porque solo en el modo socialista de producción las leyes económicas están al servicio de las necesidades modernas de los pueblos, fortalecen los derechos y aspiraciones socio-económicas de los pueblos.

Un último punto que deseamos tratar es lo que ya en la anterior declaración final se establecía: “Las clases dominantes desarrollan un intento multifacético para atrapar el descontento de los pueblos a través de cambios en los sistemas políticos, a través de la utilización de ONG’s pro-imperialistas y otras organizaciones, a través de intentos de canalizar el descontento de los pueblos en movimientos con características supuestamente apolíticas o inclusive reaccionarias.

Estos movimientos responden a una generalidad a escala internacional, el desenvolvimiento de la crisis golpea no solo las posiciones de la clase obrera e impulsa la agresividad del capital, sino que también pone en pie, moviliza a las capas medias que ven sus condiciones de vida arruinarse, inclusive en muchas de sus secciones se ven arrastradas a una precipitada proletarización y precarización.

Siendo las capas medias las que le confieren su naturaleza, el papel que este fenómeno juega en cada país es determinado por otras circunstancias y no por las que declare de sí mismo. Depende estrictamente de las condiciones de la lucha de clases en el país dado, en primer lugar el nivel de agudización del conflicto entre burguesía y proletariado, la pugna entre estas dos clases polares es la que coloca a las capas medias en uno u otro lugar. Otros factores incluyen el nivel de organización del trabajo, las formas más o menos atrasadas mediante las cuales la burguesía ejerce su dominación (es decir menos o más democráticas), la profundidad que haya alcanzado la crisis, la funcionalidad de los espacios de mediación social, etc.

Así ocurre que, por ejemplo, en un país con máximo atraso en las formas de dominación (regímenes unipersonales y militares) y de mediación, con relativa dispersión de la organización del trabajo este fenómeno haya logrado el apoyo de más capas oprimidas de la sociedad, desencadenado rebeliones y jugado un papel progresivo.

Sin embargo, inmediatamente las organizaciones imperialistas internacionales, especialmente la OTAN, han aplicado su experiencia política y militar (las revoluciones de terciopelo) para aprovechar la presencia de estos movimientos para deshacerse de regímenes que favorecen centros imperialistas rivales.

En países avanzados, donde la crisis ha alcanzado gran profundidad, donde esto le ha cortado la capacidad de maniobra y de ahí que el peso de los partidos socialdemócratas tradicionales disminuya, donde la burguesía encuentra frente a sí a una clase obrera combativa, donde hay Partidos Comunistas fuertes o en rápido ascenso, estos movimientos no han desencadenado rebeliones ni mucho menos, la pequeña burguesía ha retrocedido atemorizada a posiciones reaccionarias, a posiciones anticomunistas. Se ha refugiado en tesis utópicas que hablan de democratizar la vida social que es dominada por los grandes monopolios en los marcos mismos del capitalismo. Es el caso del movimiento de las plazas en Grecia, etc.

Así hemos decidido no perder grandes esfuerzos ni tiempo con el trabajo coyuntural de las capas medias que emergen en protestas, sino sumergirnos en la clase obrera. La llamada Revolución 15M, el movimiento #Yosoy132, Ocupy Wall Street, etc., expresan socialmente capas medias afectadas por la crisis, pero la única alternativa a la crisis vendrá desde los centros de trabajo, afectando la generación de plusvalía, confrontando los intereses de los monopolios, con huelgas sectoriales y generales. El deber de los partidos comunistas de organizar a la clase obrera, al proletariado. Prepararlo para el derrocamiento, para la toma del poder, trabajar cotidianamente para este fin.

Un detalle recurrente es que no pudiendo nuclearse a través de grandes centros de trabajo recurren en gran medida para convocarse a grupos de opinión en el espacio de las llamadas “redes sociales”. No dejarse guiar, ni absolutizar los medios electrónicos; la Revolución 2.0 es un mito perverso, pues en realidad es instrumentada por los mecanismos del imperialismo. Para los partidos comunistas es necesario contar con sus publicaciones impresas, con el periódico como agitador y organizador central, como vinculo al trabajo de masas. Por supuesto que pueden usarse los medios electrónicos como forma de propaganda, pero debe considerarse que lo importante es el contenido y la organicidad de quienes están detrás de los mensajes, que el material impreso es insustituible como organizador, que nada sustituye la agitación directa entre la clase.

En concreto, bajo el lema que nos ha convocado proponemos:

Hay que levantar plataformas concretas del movimiento obrero y sindical, indicando que la solución es la ruptura y el derrocamiento del capitalismo y la edificación del poder obrero y popular.

Consideramos que debe seguir fortaleciéndose la FSM, la FMJD, la FDIM y dar pasos para reconstruir la Unión Internacional de Estudiantes, y las otras instancias de acción internacional.

Apoyamos el proceso de paz en Colombia, debemos desde el movimiento comunista internacional respaldar abiertamente la iniciativa de las FARC-EP.

Expresamos nuestra total solidaridad con Palestina. En México han sido los comunistas quienes organizaron la primera protesta contra la agresión salvaje del estado israelí, y nos hemos sumado a las demás jornadas de solidaridad.

Proponemos impulsar una Jornada de lucha internacional el Primero de Mayo, Por los derechos de los trabajadores y del pueblo contra la explotación y el poder de los monopolios, por el socialismo. Articularla a través de Solidnet y del Grupo de Trabajo del Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros.