El General Raúl Castro y el Comandante en Jefe Fidel Castro realizan el balance del 2007 y confirman la perspectiva por la que avanza el pueblo cubano: la Revolución Socialista.

 

¡Y a trabajar duro!

Intervención del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular el 28 de diciembre de 2007, “Año 49 de la Revolución”

Compañeras y compañeros:

Hemos tenido una buena reunión sobre el Plan de la Economía y el Presupuesto aprobados para el próximo año. Sobre todo ha sido la más breve de la historia.

El propósito de esta intervención es compartir algunas reflexiones sobre la situación económica y social del país.

El último año ha sido sin dudas de un intenso trabajo con la participación activa de todo el pueblo. Han transcurrido menos de tres meses desde que concluyeron las 215 687 reuniones realizadas en el contexto del debate promovido por nuestro Partido, a partir de los conceptos expuestos en el acto central por el aniversario 54 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Cuando nuestro Partido convocó a reflexionar sobre lo planteado el 26 de julio en Camagüey, el objetivo no fue enterarnos de los problemas. Realmente la mayoría de estos se conocían y sobre muchos de ellos hablé en esa ocasión, al menos acerca de los que consideramos fundamentales para el bienestar de la población y el desempeño socioeconómico adecuado del país.

Que nuestra apreciación es correcta lo ratificaron más de cinco millones de ciudadanos en las reuniones de estudio y reflexión desarrolladas durante los meses de septiembre y octubre, calificadas de necesarias y útiles.

Muchos de los planteamientos se refieren a problemas locales o están asociados a deficiencias y errores de personas específicas, por lo que habrá que enfrentarlos y resolverlos de manera directa allí donde ocurren.

 

En consecuencia, se orientó a los diferentes niveles de dirección del Partido, el Gobierno, las organizaciones de masas y los centros laborales, adoptar de inmediato las medidas para solucionar los problemas que no tienen que esperar por una decisión superior, lo cual se ha ido materializando.

El principal y decisivo propósito de este gran esfuerzo ha sido la búsqueda, con la participación consciente y activa de la inmensa mayoría de los cubanos, de las mejores soluciones al alcance de las posibilidades económicas del país, ya que como dije recientemente, nadie aquí es mago ni puede sacar recursos de un sombrero.

Además, se necesita tiempo para estudiar, organizar y planificar cómo alcanzar los objetivos propuestos, a partir de las prioridades establecidas, con la mayor calidad y eficiencia. Lo anterior no transita solo por la voluntad o interés de los involucrados en la solución del problema; depende en gran medida también de la disponibilidad de recursos y de la autoridad y cualidades de los cuadros implicados y su constancia.

La experiencia enseña la importancia de analizar los problemas de manera integral, conciliar las decisiones y actuar con racionalidad.

Desde luego, no todas las propuestas y sugerencias podrán aplicarse íntegramente. Habrá que forjar el consenso para determinar lo más racional y conveniente, pues en no pocos casos se contraponen, y algunas opiniones reflejan falta de información, muy especialmente en la esfera económica.

Este proceso ratifica algo fundamental: quien ocupa un cargo de dirección debe saber escuchar y crear el ambiente propicio para que los demás se expresen con absoluta libertad. Es algo que debe incorporarse de manera definitiva al estilo de trabajo de cada dirigente, junto a la orientación, la crítica o la medida disciplinaria oportuna.

Todos quisiéramos marchar más rápido, pero no siempre es posible.

Nuestro pueblo recibe información por muchas vías y se trabaja para perfeccionarlas y eliminar la nociva tendencia al triunfalismo y la complacencia, por garantizar que cada compañero con determinada responsabilidad política o administrativa informe de manera sistemática sobre lo que le compete con realismo, de forma diáfana, crítica y autocrítica.

Ese es el propósito de las últimas mesas redondas sobre temas nacionales, con la presencia de los jefes de los organismos con mayor implicación. Estas continuarán realizándose siempre que exista algo importante que informar. Igual debe hacerse en la provincia y el municipio, no solo por los medios de difusión, sino también directamente en los barrios y centros de trabajo, donde pueden resolverse o explicarse muchos problemas.

También los diferentes medios de la prensa nacional han contribuido al análisis de temas vitales para la población y el desarrollo socio-económico del país. La crítica, cuando se ejerce adecuadamente, es esencial para avanzar.

Muchas compañeras y compañeros son testigos del rigor con que se estudian los más de 1 300 000 planteamientos recogidos a partir de los 3 255 344 intervenciones realizadas. Constituyen una fuente de información de gran utilidad tanto presente como futura.

Coincidimos con quienes han alertado sobre el exceso de prohibiciones y medidas legales, que hacen más daño que beneficio. La mayoría pudiéramos decir que fueron correctas y justas en su momento, pero no pocas de ellas han sido superadas por la vida y detrás de cada prohibición incorrecta, búsquese un buen número de ilegalidades.

Respecto a uno de los temas más abordados en las reuniones: la producción de alimentos y sus altos precios, el país trabaja con la urgencia que ese vital asunto requiere, por su impacto directo y cotidiano en la vida de la población, sobre todo de las personas de menores ingresos.

Se ha avanzado en los estudios y continuará actuándose con toda la rapidez que permitan las circunstancias, para que la tierra y los recursos estén en manos de quienes sean capaces de producir con eficiencia, se sientan apoyados, reconocidos socialmente y reciban la retribución material que merecen.

No he pretendido agotar ninguno de los temas abordados, sobre ellos habrá que volver una y otra vez. Este ha sido, como esperábamos, un proceso crítico, en el que la mayoría de nuestros compatriotas manifestó de forma clara su apoyo a nuestro sistema social, al Comandante en Jefe y al Partido.

Millones de cubanos expresaron consideraciones y sugerencias dirigidas a perfeccionar nuestro socialismo. Como expresé hace pocos días en Santiago de Cuba, ha sido una sólida demostración del alto nivel de conciencia y cultura política del pueblo.

Es innegable el avance en la economía expresado en el crecimiento del Producto Interno Bruto en los últimos años, pero nos interesa, especialmente, que el comportamiento positivo de los indicadores macroeconómicos se refleje lo más posible en la economía doméstica, donde están presentes carencias cotidianas.

También se analizan decisiones dirigidas a la paulatina solución de diversos problemas en la educación, la salud, el transporte, la vivienda, la recreación, por solo mencionar algunos de los temas acuciantes, parte de los cuales podrán resolverse o al menos mejorarse en plazos razonables, sobre todo aquellos originados por causas de carácter subjetivo. Lo principal de estos temas se abordó en los informes entregados a los diputados para esta sesión de la Asamblea y que con anterioridad fueron profundamente debatidos en las Comisiones.

La solución de muchas dificultades exige elevar la eficacia de los procesos inversionistas. Habrá que establecer prioridades, organizar mejor la mano de obra y los recursos e introducir tecnologías modernas. Este esfuerzo debe contribuir a incrementar la productividad. Y algo fundamental, inversión que se inicie debe concluir en el plazo previsto, de lo contrario se inmovilizan recursos sin reportar beneficios.

Otro grupo de complejos asuntos, como la existencia de dos monedas y las deformaciones de los sistemas de salarios y precios, requieren estudio profundo y se realizará con la mesura, rigor y responsabilidad que merecen.

Debemos determinar, con la participación activa de todos, cuáles son en nuestras condiciones las vías más efectivas para asegurar el incremento sostenido de la producción nacional y de la capacidad exportadora del país, reducir las importaciones e invertir los recursos en prioridades bien definidas, para la búsqueda sistemática de la eficiencia productiva, así como el perfeccionamiento del sistema empresarial vinculado a los resultados.

Además, estamos obligados a defender la credibilidad del país ante los acreedores y garantizar los recursos necesarios para las inversiones que aseguran el desarrollo perspectivo.

Como se dijo aquí, en el ahorro está una de las mayores fuentes de recursos para lograr lo anterior, pero aún es insuficiente la conciencia de su importancia en algunos ciudadanos, colectivos de trabajo e instituciones.

Son justas las críticas de la población por el uso irracional de los recursos en determinadas entidades estatales por desorganización, falta de control y exigencia, mientras se encuentran pendientes de solución necesidades sociales y económicas.

Pero como expliqué en Camagüey, no todos los problemas y carencias se deben a deficiencias internas. También influye una coyuntura económica internacional que no podemos soslayar, caracterizada por el crecimiento acelerado del costo del combustible y alimentos que compramos, por solo mencionar dos renglones básicos, aunque la realidad es que casi todo lo que importamos ha subido de precio y continúa subiendo.

A ello se suma, como sabemos, las pérdidas derivadas del bloqueo económico contra Cuba y la necesidad de enfrentar las consecuencias de desastres naturales de magnitud y frecuencia crecientes, producidos por el cambio climático. Basta señalar uno solo de los eventos climatológicos en el Oriente del país, donde nos vimos obligados a gastar 499 millones de dólares no previstos.

Como vemos, son enormes los retos que tenemos por delante, pero nadie dude de la firme convicción demostrada por nuestro pueblo de que solo el socialismo es capaz de vencer las dificultades y preservar las conquistas de casi medio siglo de Revolución.

Una Revolución que nos pertenece a todos, pues nació y ha crecido gracias al esfuerzo y el sacrificio de muchas generaciones de patriotas. De las manos y la conciencia de todos nosotros, los cubanos de hoy y de mañana, depende hacerla cada día más fuerte hasta que sea invulnerable en todos los terrenos.

Sería suicida no actuar así frente a una administración norteamericana que, como acaba de explicar el compañero Alarcón, ha arreciado su agresividad contra Cuba para satisfacer los intereses de los sectores más extremistas de ese país. Prueba de ello es el recrudecimiento de la guerra económica como parte del reforzamiento del Plan Bush, que incluye medidas de presión e intentos desesperados e infructuosos para desestabilizar el país, en función de articular nuevos pretextos para justificar su política hostil, ante lo cual crece el rechazo internacional y en sectores cada vez más amplios de la propia sociedad norteamericana.

Nuestro pueblo toma muy en serio cada amenaza. Así lo viene demostrando la Operación Caguairán, que ya ha permitido preparar alrededor de 430 000 combatientes de la reserva y milicianos, y otras tareas fundamentales como la modernización del armamento, la preparación del teatro de operaciones militares, la realización de importantes maniobras y el recién concluido ejercicio Moncada 2007, que fortalecieron sustancialmente la capacidad defensiva del país y sentaron las bases que contribuirán al desarrollo exitoso, a finales del próximo año, del ejercicio estratégico Bastión 2008.

Frente a la intensificación de las maniobras de subversión y de los esfuerzos por aislarnos internacionalmente, se preservó la estabilidad interna, el país continuó consolidando su desarrollo socio-económico y se fortaleció el prestigio internacional de la Revolución.

Durante el año, como se ha hecho referencia aquí, se avanzó significativamente en la implementación de programas estratégicos, que repercutieron de manera positiva en la economía y en el mejoramiento de las condiciones de vida de nuestro pueblo, como la Revolución Energética, por solo citar un ejemplo.

En el plano político, la inmensa mayoría de los cubanos demostraron de manera contundente su decisión de preservar y defender la Revolución durante las elecciones de los delegados del Poder Popular el pasado mes de octubre, y estamos seguros que así será nuevamente el próximo 20 de enero, cuando elegiremos a los delegados a las asambleas provinciales y a los diputados que integrarán nuestra Asamblea Nacional.

En la presidencia de los No Alineados, Cuba mantuvo su vitalidad e influencia en importantes procesos multilaterales.

Una vez más, el gobierno norteamericano, pese a ingentes esfuerzos no logró imponer sus pretensiones de condenar a nuestro país en materia de derechos humanos, al tiempo que recibió una aplastante derrota en la votación récord contra el bloqueo en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La reciente visita del Presidente Chávez, la Cumbre de PETROCARIBE y el avance del ALBA han sido pasos importantes en la consolidación de los mecanismos de integración regional.

Nuestro desempeño en el próximo año deberá caracterizarse por la sistematicidad; la organización, planificación y control efectivos; trabajar por prioridades y usar racionalmente los recursos; incrementar la productividad del trabajo y la eficiencia; fortalecer la integración, cooperación y cohesión en la actividad de dirección de los organismos del Estado, el Gobierno, la Unión de Jóvenes Comunistas y las organizaciones de masas a todos los niveles, para enfrentar de conjunto, bajo la dirección del Partido, los principales problemas que hoy afectan a nuestro pueblo.

En nombre del Comandante en Jefe, del Comité Central del Partido y de los integrantes de esta Asamblea, transmitimos a nuestros compatriotas una merecida felicitación por cuanto hemos hecho para arribar exitosamente, frente a todas las dificultades y agresiones, al "Año 50 de la Revolución", que sin dudas también será de modestos triunfos en todos los órdenes.

Los diputados que integran esta Sexta Legislatura han sabido cumplir el mandato de nuestro pueblo y merecen su reconocimiento. Una parte de ustedes han sido postulados nuevamente, otros cesan en esta función y continuarán cumpliendo sus tareas habituales, pues como es conocido, nadie cobra un centavo por ser miembro de esta Asamblea. A todos les puedo garantizar que si algo no les faltará, será abundante trabajo.

En cualquier responsabilidad encomendada, estaremos a la altura de la confianza que depositó nuestro heroico pueblo, y del honor de ser soldados de una Revolución encabezada por un Comandante en Jefe que con su ejemplo y sabiduría nos ha conducido siempre a la victoria.

Ser dignos de un pueblo que ha enfrentado durante décadas, con valor y estoicismo, todos los peligros y dificultades; un pueblo cuya juventud está demostrando ser consecuente con su gloriosa historia, de lo cual son un fiel ejemplo nuestros Cinco Héroes prisioneros del imperio, que el próximo año cumplirán una década de injusta condena en cárceles norteamericanas.

Deseo a todos, cubanas y cubanos, un feliz año 2008. Celebren, descansen, recuperen fuerzas, lo merecen.

¡Y a trabajar duro!

Muchas gracias.

 

Mensaje de Fidel a la Asamblea Nacional

 

 

Diciembre 27 de 2007

8 y 40 p.m.

Compañeros de la Asamblea Nacional:

Es muy duro el trabajo de ustedes. Frente a las necesidades acumuladas y crecientes que nuestra sociedad heredó de la neocolonia yanqui el 1 de enero de 1959, muchos soñábamos crear un país con justicia plena e independencia total. En la ardua y desigual lucha, llegó un momento en que nos quedamos solos.

Es legítimo nuestro orgullo cuando estamos próximos a cumplir 50 años del triunfo, porque hemos resistido durante casi medio siglo al imperio más poderoso que se ha creado en la historia. En la Proclama que suscribí el 31 de julio de 2006, ninguno de ustedes vio jamás acto alguno de nepotismo ni usurpación de las funciones del Parlamento. En ese año difícil y a la vez prometedor de la Revolución, la unidad del pueblo, el Partido y el Estado eran requisito esencial para seguir adelante y enfrentar la amenaza declarada de una intervención militar enemiga por parte de Estados Unidos.

En la visita que el pasado 25 de diciembre realizó el compañero Raúl a varios distritos del Municipio que me hizo el honor de postularme como candidato al Parlamento, se percató de que todos los miembros del grupo numeroso de la candidatura de la población que abarcaba el distrito que en el pasado se había hecho famoso por su combatividad, aunque de muy baja escolaridad, eran graduados de alto nivel, lo cual le emocionó profundamente, como él mismo narró a nuestra televisión.

Los cuadros del Partido, el Estado, el Gobierno y las organizaciones de masas se enfrentan a nuevos problemas, en su trato con el pueblo inteligente, observador y culto, que detesta trabas burocráticas y explicaciones mecánicas. En el fondo cada ciudadano libra su propia batalla contra la tendencia innata del ser humano a seguir el instinto de supervivencia, una ley natural que rige la vida.

Todos nacemos signados por ese instinto que la ciencia define como algo elemental. Chocar con él es bueno porque nos lleva a la dialéctica y a la lucha constante y desinteresada; nos hace más martianos y verdaderamente comunistas.

Lo que más ha destacado la Prensa Internacional sobre Cuba en días pasados, fue la frase en que expresé el 17 de este mes en carta al Director de la Mesa Redonda de la televisión cubana, que no soy una persona aferrada al poder. Puedo añadir que lo fui un tiempo por exceso de juventud y escasez de conciencia, cuando sin preceptor alguno iba saliendo de mi ignorancia política y me convertí en socialista utópico. Era una etapa en que creía conocer lo que debía hacerse y deseaba poder hacerlo. ¿Qué me hizo cambiar?: la propia vida, a medida que profundizaba en el pensamiento de Martí y de los clásicos del socialismo. Mientras más luchaba más me identificaba con tales objetivos y mucho antes del triunfo pensaba ya que mi deber era luchar por éstos o morir en el combate.

Por otro lado, nos acechan grandes peligros que amenazan la especie humana. Es algo que se hizo cada vez más evidente para mí desde que por primera vez previne en Río de Janeiro que una especie estaba en riesgo de desaparecer como consecuencia de la destrucción de sus condiciones naturales de vida hace más de 15 años, en junio de 1992. Últimamente, día por día es cada vez mayor el número de los que comprenden este riesgo real. Un libro reciente de Joseph Stiglitz, que fue vicepresidente del Banco Mundial y asesor económico principal del presidente Clinton hasta el año 2001, premio Nobel y Bestseller en Estados Unidos, aporta datos actuales sobre el tema que son irrebatibles. Denuncia que Estados Unidos, país que no suscribió el convenio de Kyoto, es el mayor emisor de gases de invernadero, lanzando cada año al espacio seis mil millones de toneladas de dióxido de carbono que trastornan la atmósfera, sin la cual es imposible la vida. A esto se añade la condición de ser el mayor exportador de gases de efecto invernadero.

Pocas personas conocen estos datos. El propio sistema económico que impuso el derroche insostenible de energía, impide que ese libro de Stiglitz se divulgue: su magnífica edición se limita a unos pocos miles para garantizar las ganancias. Es una exigencia del mercado sin el cual la empresa editora no podría existir.

Hoy se conoce que la vida en la Tierra ha sido protegida por la capa de ozono, ubicada en el anillo exterior entre 15 y 50 kilómetros de altura en la zona conocida como estratosfera, que sirve de escudo al planeta contra las radiaciones solares que pueden ser dañinas. Hay gases de efecto invernadero que tienen más poder de calentamiento que el dióxido de carbono y amplían el agujero de la capa de ozono sobre la Antártida, que cada primavera pierde hasta el 70 por ciento de su volumen, un fenómeno que viene produciéndose progresivamente, causado por el hombre. Para que se tenga una idea clara basta señalar que el carbono promedio per cápita que emite el mundo es de 4.37 toneladas métricas. En el caso de Estados Unidos el promedio es de 20.14, casi cinco veces más. En África es de 1.17, en Asia y Oceanía 2.87.

La capa de ozono, en resumen protege de las radiaciones ultravioletas y calóricas que afectan el sistema inmunológico, la vista, la piel y la vida de los seres humanos. En condiciones extremas, si es destruida por el hombre esa capa, afectaría toda forma de vida en el planeta.

Otros problemas ajenos a nuestra patria o cualquier otra en condiciones similares nos amenazan. Una contrarrevolución victoriosa sería horrible, peor que la tragedia que sufrió Indonesia. Sukarno, derrocado en 1967, fue un líder nacionalista que desde posiciones leales a Indonesia dirigió las guerrillas que lucharon contra los japoneses.

El General Suharto, que lo derrocó, fue entrenado por los ocupantes japoneses. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Holanda, aliada de Estados Unidos, restableció su dominio sobre aquel lejano, extenso y poblado territorio. Suharto maniobró. Tomó en sus manos las banderas del imperialismo Yanki. Llevó a cabo un atroz genocidio. Hoy se conoce que cumpliendo instrucciones de la CIA, no sólo mató a cientos de miles, sino que encarceló un millón de comunistas y los privó de toda propiedad y derechos a ellos y sus descendientes; amasó una fortuna familiar de 40 mil millones de dólares que al valor actual de esa moneda sería equivalente a cientos de miles de millones, por la entrega de los recursos naturales y el sudor de los indonesios. Occidente pagó. El tejano Lindon Jhonson, sucesor de Kennedy, era el presidente de Estados Unidos.

Las noticias que llegaron hoy sobre lo ocurrido en Pakistán es otro ejemplo de los peligros que amenazan a la especie: el conflicto interno, en un país que posee armas nucleares. Ello es consecuencia de las políticas aventureras y las guerras para apoderarse de los recursos naturales del mundo, desatadas por Estados Unidos.

Ese país, envuelto en un conflicto que no desató, fue amenazado con ser llevado a la edad de piedra.

Las circunstancias especiales que rodean a Pakistán influyeron de inmediato en los precios del petróleo y las acciones de las bolsas de valores. Ningún país o región del mundo puede librarse de las consecuencias. Hay que estar preparados para todo.

Ni un solo día de mi vida dejé de aprender algo.

Martí nos enseñó que "toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz". He dicho y repetido muchas veces aquella verdadera cátedra de ética contenida en sólo 11 palabras.

Los Cinco Héroes cubanos prisioneros del imperio son paradigmas a imitar por las nuevas generaciones.

Afortunadamente las conductas ejemplares siempre se multiplican en la conciencia de los pueblos, mientras exista nuestra especie.

Estoy seguro de que muchos jóvenes cubanos, en su lucha contra el Gigante de las Siete Leguas, harían lo mismo. Todo puede ser comprado con dinero menos el alma de un pueblo que jamás se puso de rodillas.

Leí el discurso breve y concreto elaborado por Raúl, que me envió previamente. Es necesario seguir marchando sin detenerse un minuto. Levantaré mi mano junto a la de ustedes para apoyarlo.

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Fidel Castro Ruz
Diciembre 27 de 2007