Encuentro Comunista Europeo: Intervención de la SG del CC del KKE, Aleka Papariga

Bruselas, 11 de abril de 3011

Estimados camaradas;

Al estallar la crisis económica capitalista el KKE fue ideológica y políticamente preparado porque habíamos procedido a tiempo en base a investigación científica a ciertas elaboraciones y previsiones, sobre el curso de desarrollo del capitalismo en Grecia en condiciones de integración en la UE. Al mismo tiempo, tomamos en serio las contradicciones interimperialistas dentro de la UE y a nivel internacional en el marco del desarrollo desigual, la entrada dinámica en el mercado mundial y en el antagonismo interimperialista de nuevas potencias capitalistas como China, India y Brasil, el papel de Rusia en el conflicto etc. Hemos seguido muy de cerca el papel regional que pretende desempeñar Turquía en particular mediante su participación en el famoso G30.


En cuanto aparecieron en el horizonte las primeras nubes de la crisis hicimos una evaluación concreta de la situación y planteamos aún más urgente la cuestión del reagrupamiento del movimiento obrero. Por medio de procesos colectivos dentro del partido, que se culminaron en la Conferencia Nacional, elaboramos un marco de acción común para el movimiento obrero y su alianza con los sectores intermedios pobres, los autónomos, los artesanos, los comerciantes y los campesinos pobres. En este marco común procedimos a una mejor elaboración de los problemas de los jóvenes y de las mujeres, de las parejas jóvenes, del papel del movimiento estudiantil y de mujeres. Hemos tomado medidas adicionales para consolidar el trabajo del partido y de masas en las fábricas, en la industria en general, porque allí es donde se juzgarán el desarrollo de lucha de clases y la perspectiva de la alianza social. En este marco, proseguimos a una reestructuración interna en la colocación de los miembros del partido y en la unificación de organizaciones del partido que tienen un campo de acción unificado.

No es casualidad que todos los partidos, ya sea burgueses, pequeñoburgueses, oportunistas, independientemente de si votaron por el paquete de medidas antipopulares, enfocan sus propuestas en cómo se reducirá la deuda, cómo se concentrarán capitales para inversiones y cómo se aumentará la masa de beneficios para que puedan ser mejor distribuidos y divididos. Sus propuestas son un círculo vicioso; apoyan, con algunas diferencias secundarias, todos los factores que conducen inevitablemente al estallido de la crisis tras un período de alta tasa de crecimiento del PIB y de la rentabilidad.

Es una cosa luchar para aliviar temporalmente a los trabajadores y es otra cosa transformarlo en una teoría y considerar como alternativa la llamada redistribución y división más justa sin tener en cuenta la relación de la economía y la política en el sistema capitalista.

Hoy en día existe una oportunidad histórica en el terreno de la lucha de clases incesante: conducir el pensamiento y el accionar de los pueblos que luchan, con la clase obrera en la cabeza, hacia el poder de la clase obrera.

Se debe entender que incluso si en un país determinado la mayoría del pueblo vota un parlamento que en su mayoría sea a favor de los trabajadores así como un gobierno respectivo, este último no será capaz de superar los límites de la ley básica del capitalismo si no resuelve la cuestión de la socialización de los medios básicos de producción, la desvinculación de la UE y de la OTAN, la planificación central y el control obrero de abajo hacia arriba.

Desde el primer momento y aún más hoy en día nos damos cuenta de lo que es obvio, es decir que la agudización repentina de los problemas económicos y sociales, el creciente desempleo y la pobreza no son suficientes para que se desarrolla la lucha de clases si la acción no se combina con la agudización de la lucha ideológica y política llevada a cabo por el partido, el movimiento obrero de orientación de clase y las organizaciones radicales en general.

Se deben dar respuestas a los diversos intentos de ocultar la causa de la crisis que se presenta deliberadamente como una crisis de deuda y de déficit, debida a la mala gestión, a un sector estatal hinchado, al partidismo etc.

Sin embargo, no nos hemos limitado a un contraataque propagandista. Habíamos preparado el terreno en cooperación con amplias fuerzas radicales y dimos un impulso para la formación de una alianza social a nivel nacional con un marco de lucha común. Esto sucede por primera vez en Grecia y en tal dirección. Fue una iniciativa del PAME a la que respondieron positivamente el Frente Militante de todos los Campesinos (PASY) y el Frente Antimonopolista Griego de Autónomos y Pequeños Comerciantes (PASEVE). Luego, la agrupación se amplió con la participación del Frente Militante de Estudiantes (MAS) y de la Federación Griega de Mujeres (OGE). No se trata de una agrupación fraccionaria estrecha sino de una alianza social que abarca organizaciones de orientación de clase y radicales así como fuerzas militantes que toman acción como minorías dentro de la estructura del movimiento sindical. Desde el primer momento se destacó la importancia de formar comités populares de la alianza en los barrios, comités de lucha en los centros de trabajo, comités de los sindicatos sectoriales.

Hemos especificado la organización de la lucha de clase y del pueblo con el énfasis principal en la base y con un esfuerzo planificado para que adquiera un carácter regional y nacional.

Al mismo tiempo, presentamos al parlamento y al movimiento unas propuestas concretas inmediatas y objetivos de lucha contra el desempleo y para la protección de los desempleados, los trabajadores con relaciones laborales flexibles, los pobres empresarios y agricultores, las pensiones y el sistema de seguridad social, de salud y educación, sobre los problemas de vivienda de los trabajadores, las demoras considerables en la protección contra los terremotos, la deuda de individuos a los bancos etc.

Los comités populares deben ser formados de una manera bien preparada, a través de procesos de masas amplios, para que no sean una “etiqueta”; deben ser dirigidos a amplias masas populares que se movilizan en torno a un problema concreto o un abanico de asuntos. Cada parte integrante de esta alianza continúa su actividad en su campo según sector, centro de trabajo, en las zonas industriales, en los barrios, en las facultades y las escuelas. No se trata de una agrupación temporal sino de una fuerza que pretende llevar a obreros y otros sectores populares pobres en la lucha organizada en dirección antimonopolista antiimperialista, contra el poder de los monopolios.

La fuerza de la alianza se juzga en las fábricas, en los centros de trabajo donde se manifiesta directa y claramente la contradicción entre el capital y el trabajo. Ha habido ya algunos resultados positivos que tienen que ver con la recontratación de trabajadores despedidos, el pago de salarios e indemnizaciones, reconexión de la electricidad a familias que no han pagado las facturas debido a la pobreza. Se han producido y siguen produciéndose movilizaciones importantes por la abolición de los peajes en las autopistas nacionales, contra el pago de “entradas” en los hospitales públicos y contra el aumento del coste de los exámenes médicos, contra el cierre de escuelas y la abolición de camas en los hospitales.

Después de estudiar las resoluciones de la reunión del PIE, que tuvo lugar en Atenas, podemos ver claramente que detrás de la fuerte fraseología se promueve una visión de gestión de la crisis que deja intacta la esencia de la política burguesa. Sus propuestas disocian la política de la economía, distinguen a los capitalistas en prestamistas y prestatarios, separan las causas de la crisis de sus consecuencias. En este marco se incluye la supuesta propuesta radical para la socialización de grupos bancarios o incluso del sistema financiero en general o el cambio del carácter del crédito. Si esta utopía no deriva de la ignorancia del papel del crédito en el sistema capitalista, entonces se trata de engañar a los pueblos. Lamentablemente se trata del segundo caso.

La transformación de la deuda de consecuencia a causa, crea un ambiente entre el pueblo o sea que debe aceptar algunos sacrificios porque la deuda es un problema nacional y que sobre todo existe el asunto de la economía nacional.

PROPUESTAS PARA ACCIÓN Y DIRECCIÓN COMÚN

1. INTERVENCIÓN COORDINADA A NIVEL IDEOLÓGICO-POLÍTICO PARA QUE SE ACLARE EL CAMPO DE LUCHA

Α. Consideramos que los partidos comunistas en Europa tanto los que operan en los estados miembros de la UE o no, deben llevar a cabo un trabajo sistemático y si estamos de acuerdo un trabajo común para destacar que el origen de la crisis radica en la producción y que en la esfera de la circulación de dinero aparecen las contradicciones, las paradojas y los fallos del modo de producción capitalista. De ahí sale la verdad que la clase obrera, el movimiento obrero es la fuerza más subversiva y de vanguardia de la sociedad, la fuerza que puede unir a los demás sectores populares en una alianza dinámica y de masas.

Consideramos que es absolutamente necesario desarrollar un contraataque ideológico verdadero en la lucha contra los problemas agudizados para que se entienda tanto como sea posible, especialmente en la clase obrera, la cuestión de la relación entre economía y política.

Es necesario difundir más ampliamente nuestras posiciones acerca de la economía capitalista, su ley fundamental, el desarrollo de las contradicciones internas del sistema, la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, las relaciones de producción y distribución, el papel del crédito en la producción capitalista.

Si esto no se entiende, será muy difícil para el movimiento obrero y sus aliados a dar un paso hacia delante y no asimilarse a la lógica de gestión del sistema.

Es una necesidad vital revelar con argumentos y datos sobre los antagonismos interimperialistas, con respecto a lo que ocurre en las uniones interestatales imperialistas a nivel regional o mundial. La experiencia de las masas no se forma de manera espontánea por mucho que se agudizan los problemas si no se intensifica el debate ideológico y político.

Es una buena oportunidad para entender los límites históricos del sistema capitalista, la anarquía de la producción, el desarrollo desigual, la gran reducción de los capitales industriales en relación con los bancarios, el alcance y la velocidad de las transacciones de títulos de propiedad y la circulación del capital financiero. La inestabilidad política que objetivamente surgirá debe ser utilizada por el movimiento a favor de sus intereses. No se debe utilizar para que se implementen los escenarios de coalición gubernamental que fortalecerán el ataque a expensas del pueblo con varias coartadas supuestamente de izquierdas, “renovadas” o centristas.

El hecho de que la revolución socialista no está en el orden del día no significa que no existe una necesidad objetiva para que el movimiento obrero plantee el asunto del socialismo como respuesta al camino anticuado de la producción capitalista.

B. La manera en que un gobierno burgués –independientemente de su composición- gestiona la crisis tiene una orientación y un carácter determinado. Se adoptan medidas que conducen a la intensificación de la explotación de clase haciendo cada vez más barata la fuerza de trabajo. Crisis significa devaluación –destrucción de parte del capital financiero o del capital real. Sin embargo, el Estado burgués, el poder del capital, toma medidas para que esta devaluación sea tan baja como sea posible en términos de reducción de la masa de beneficios o para que su recuperación sea lo más rápida posible.

C. La gestión burguesa se acompañará por inestabilidad política, conflictos e intervenciones militares locales que reflejan el conflicto entre las potencias del sistema imperialista internacional.

La guerra contra Libia, las intervenciones imperialistas en Egipto y Túnez, en Siria, en Bahrein, Yemen hoy en día son la continuación de las intervenciones y las guerras imperialistas contra Yugoslavia, Irak, Afganistán, Somalia y Sudán con el objetivo de controlar aún más decisivamente el petróleo y el gas natural, los recursos minerales, de impedir levantamientos populares y sobre todo el despertar de la clase obrera, de cambiar los gobiernos e imponer otros que sean más amistosos con uno u otro imperialista.

Por lo tanto, la lucha del movimiento contra la guerra imperialista debe adquirir características anticapitalistas. Esto es cierto tanto para el movimiento que se desarrolla en el país agresor como para el movimiento en el país que está en el punto de mira del ataque. La lucha contra la ocupación extranjera no debe perder sus características de clase porque la burguesía no importa si gano o pierde, no abandona su objetivo principal, es decir atacar y la derrotar el movimiento obrero, el movimiento popular en general.

3. LA ESTRATEGIA COMÚN CONTRA LA UE

Cualquiera que sea la forma que toma la UE, habrá un campo con una política acordada en común, unificada, sin contradicciones y desacuerdos ente ellos: la estrategia de barbarie contra la clase obrera, el pueblo trabajador de todos los estados miembros, la participación en la guerra imperialista, la “paz imperialista”. Esta política contra los pueblos será servida por cualquier tipo de mecanismo de la UE y de política común que se adoptará. Este es el contenido de clase de la federalización europea que ha sido propuesta por varios estados miembros y fuerzas políticas. El estado-nación como órgano que garantiza la concentración y centralización del capital en un antagonismo feroz entre los estados miembros no será superado ni borrado.

La política de ruptura y de desvinculación de la UE es un requisito previo para que el resultado de la lucha sea a favor de la clase obrera, por la perspectiva del socialismo, por una Europa socialista unida. Esta perspectiva no se puede realizar de forma automática y simultánea en toda Europa. Será el resultado de golpes sucesivos y coordinados en cada fase a nivel nacional.

Los pueblos deben luchar de su parte contra los Estados burgueses, los monopolios, a nivel nacional y europeo. No pueden “corregir” las resoluciones de la UE, sólo las pueden frenar temporalmente por medio de una política agresiva de ruptura. En fin, la desvinculación de cada país junto con el derrocamiento del poder burgués allana el camino hacia la Europa del socialismo y de la cooperación equitativa a favor de los pueblos.