La “Plataforma Antiimperialista”, un grupo provocador.

 

El Partido Comunista de México examinando cuidadosamente las posiciones y la práctica de la llamada “Plataforma Antiimperialista Mundial”, ha señalado desde el primer momento que se trata de una construcción que nada tiene que ver con los principios comunistas y es un invento oportunista que cumple una misión concreta. Es decir, en la práctica, funciona como una expresión que busca crear confusión llamando a apoyar la alianza entre Rusia y China en la disputa imperialista con los EE.UU, a la que incluso presenta arbitrariamente y de forma acientífica como "la esperanza de los pueblos del mundo", enmascarando el papel de los monopolios y pisoteando la teoría leninista del imperialismo, del capitalismo monopolista.

Para cumplir sus objetivos, a través de sus visibles voceros de Gran Bretaña y Corea del Sur, esta "Plataforma" recurre a métodos sucios y una cruzada de calumnias contra los partidos comunistas revolucionarios y contra el reagrupamiento del movimiento comunista bajo las banderas del internacionalismo proletario. El oportunismo se incentiva en periodos de viraje brusco en la lucha de clases, como ahora que estalló la guerra imperialista debido a la feroz competencia entre los Estados capitalistas, principalmente entre los EE.UU., que pierden terreno en la competencia por la primacía en el sistema imperialista, y la economía china en ascenso.

Al pasar de los días esto se confirma con una campaña sistemática para tergiversar el marxismo-leninismo y atacar a los partidos comunistas que son firmes en los principios. Tal comportamiento es ajeno a la tradición del debate entre los comunistas, y se explica en parte porque en su composición mayoritaria sus integrantes son ajenos al movimiento comunista, y forman parte de grupos extraños propensos a provocaciones, junto a grupos nacionalistas e inclusive confesos partidarios de la corriente reaccionaria que se autodenomina como nazbol.

Mientras que ayer mismo eran un mosaico heterogéneo, un foro o una plataforma, ahora, con total falta de seriedad intentan presentarse como una "Internacional", firmando un artículo común con absurdas cuestiones ideológicas para atacar al marxismo-leninismo.

Este texto de talante provocador que publicaron en su web, intitulado “Cómo el KKE usa la terminología marxista para cubrir su retirada del marxismo”, con la misma falta de seriedad fue retirado arguyendo que se trataba de un borrador que se publicó “inadvertidamente”. Aunque se haya retirado, desde que este ataque inaceptable se presentó como la posición de la "Plataforma", se plantean serias preguntas. Por ejemplo, ¿quién es su autor y quién asumió la responsabilidad de publicarlo? ¿Están de acuerdo las organizaciones que suscriben dicha plataforma, especialmente los PC implicados? Cada uno será juzgado por sus miembros y por la clase obrera de su propio país.

Esto debe aclararse porque el texto publicado es hostil a la ideología y la política comunistas. Forma parte del ataque a la teoría marxista-leninista, a los principios leninistas del imperialismo, del capitalismo monopolista.

La teoría marxista-leninista del imperialismo es un aspecto imprescindible del accionar del movimiento obrero y comunista; y se basa en la gran síntesis presente en El imperialismo fase superior del capitalismo y otras obras, que establecen claramente su esencia económica y política y nos legan una metodología para su estudio y comprensión como capitalismo contemporáneo. Por lo tanto, no hay base científica para reducir el imperialismo a una relación de grandes potencias contra países subordinados, una posición que invalida el papel central de los monopolios y al modo de producción capitalista llegado a un grado de desarrollo histórico, o como precisó Lenin sin ambages: “el imperialismo, por su esencia económica, es el capitalismo monopolista”. En este contexto, el análisis leninista permite profundizar en la ley del desarrollo desigual y en las diferencias de nivel y papel de los Estados capitalistas, más o menos poderosos, que no son estáticos y pretenden mejorar su posición en función del poder económico, político y militar que poseen, mientras que el elemento básico que los impregna es la dominación de los monopolios, de la burguesía, a la que la clase obrera y sus aliados, con la fuerza dirigente de los Partidos Comunistas, están llamados a enfrentarse en cada caso.

Además, asimilando la metodología de Lenin para el estudio del capitalismo contemporáneo podemos apreciar el desarrollo, los cambios, la dialéctica del imperialismo; empezando por el hecho de que en sólo un siglo se produjeron modificaciones, puesto que el lugar principal que tenía Inglaterra dentro del sistema imperialista fue ocupado por los EEUU, que hoy a su vez estaría a punto de ser desplazado por la China capitalista, en vista de las tendencias objetivas de la economía. Otro elemento es que países que entonces eran colonias dejaron de serlo -debido al proceso descolonizador impulsado por la Gran Revolución Socialista de Octubre y el papel de la URSS, así como la correlación de fuerzas surgida al concluir la Segunda Guerra Mundial-, y luego se convirtieron en poderosos países capitalistas, como es el caso de la propia China, la India, Sudáfrica, México, etc. Lo que nos demuestra que la dependencia no es un fenómeno estático, y que como plantea la tesis leninista del desarrollo desigual, dentro del imperialismo hay monopolios que tienen mejor posición que otros, al igual que países que tienen una mejor posición, otros una posición intermedia y otros una inferior, y que en ello hay constantes cambios.

También es un hecho que la deformación de la teoría del imperialismo los lleva a una versión incompleta y mutilada del antiimperialismo. Un “antiimperialismo” que clama al movimiento obrero y popular a subordinarse a la estratégica diplomática y militar de potencias capitalistas como Rusia y China. Un “antiimperialismo” que sueña con un imperialismo pacífico, multipolar, y explica la guerra imperialista fuera de los antagonismos de las clases burguesas. Es decir, un “antiimperialismo” que renuncia a la teoría marxista-leninista del imperialismo, y retoma los mismos argumentos con los que la socialdemocracia del siglo pasado llamaba a apoyar a uno de los bandos imperialistas. Un “antiimperialismo” que guarda silencio sobre las intervenciones militares para sofocar una rebelión obrera en Kazajstán, y puede blanquear a regímenes opresivos como el de Irán, Turquía o Afganistán. Que transgrediendo todo principio revolucionario puede tener en sus filas grupos nacionalistas, filo-reaccionarios como la Vanguardia Española o el Centro de Innovación Política de EEUU que blanquea a Trump.

¡No tienen vergüenza! Por ejemplo, el grupúsculo que por México signa la Declaración de París apoya a un gobierno que ratificó el acuerdo imperialista entre EEUU, Canadá y México, antes conocido como TLCAN y ahora como TMEC, y guarda total silencio sobre la explotación capitalista en México, el ataque del gobierno socialdemócrata a los derechos de los trabajadores, frente a la política antiinmigrante y las responsabilidades del Estado mexicano en la represión y muerte de trabajadores migrantes.

La llamada "Plataforma" pretende impugnar la “teoría de la pirámide imperialista” en su texto esencialmente anticomunista, pero esto es sólo un pretexto. En realidad, es un ataque a la teoría marxista-leninista del imperialismo, y por tanto a la estrategia revolucionaria de lucha contra el capitalismo en su fase imperialista. Partiendo de la deformación, no tienen problema en recurrir a la falsificación, y a la calumnia.

Los ataques contra los camaradas del Partido Comunista de Grecia son inaceptables, una vulgar provocación. Que además nos permiten evaluar el declive ideológico y político y los impasses de organizaciones como el PCOR y el PCUSA, que han reproducido ese texto repugnante y que sin rubor trabajan con fuerzas reaccionarias, que divulgan posiciones absurdas como el magacomunismo, que en pocas palabras sostiene que es mejor Trump que Biden, y es otra cara de la misma moneda que sostenía en las pasadas elecciones de EEUU que era mejor apoyar a Biden que a Trump; ambas posiciones con la coartada de combate al “fascismo”.

Tales ataques al marxismo-leninismo, al KKE y a los partidos comunistas que están a la vanguardia de la lucha de clases en sus países y levantamos la bandera roja del internacionalismo proletario en la actual guerra imperialista, demuestran que la PAM es un grupo funcional a uno de los dos bandos de países capitalistas que están en conflicto: funcional a la política exterior del Estado capitalista ruso y a la estrategia de largo plazo de la China capitalista.

No vamos a detenernos en todas sus calumnias, pero sí subrayar dos posiciones de principio frente a la guerra imperialista en curso:

  • La lucha de los comunistas es contra la guerra imperialista, y por lo tanto contra su causa: la disputa imperialista para el control de los recursos energéticos, las materias primas y los mercados por la repartición del mundo. La teoría marxista-leninista, pero sobre todo la realidad del último siglo demuestra la imposibilidad, la ilusión, la falacia de un sistema imperialista pacífico, “multipolar”. Por lo tanto, combatir la guerra imperialista es combatir las burguesías de los bandos en disputa. Partimos de la posición de no quedar atrapados bajo banderas ajenas a la clase obrera y a los pueblos, no ceder sus derechos e intereses al adversario de la clase.

 

Es una mentira que esta política leninista sea funcional a la alianza EEUU/OTAN, es una difamación contra quienes hemos combatido cada día, no desde hoy, sino constantemente y sin tregua: contra sus acuerdos interestatales económicos y comerciales, contra sus anteriores guerras imperialistas, contra su política antiinmigrante; siempre en imparable solidaridad con los pueblos de Cuba, Venezuela, Palestina.

 

Frente a cualquier guerra imperialista, está por encima de cualquier consideración el criterio de clase “en el análisis de la situación objetiva de las clases dirigentes en todas las potencias beligerantes. Para reflejar esa situación objetiva no hay que tomar ejemplos y datos aislados…sino indefectiblemente el conjunto de los datos sobre los fundamentos de la vida económica de todas las potencias beligerantes y del mundo entero”. La contrarrevolución llevó al derrocamiento de la construcción socialista en la URSS, que culminó hace 32 años, reinstalándose las relaciones capitalistas. En Rusia no hay socialismo, hay capitalismo, y los que están hoy en el poder son precisamente los socios de Yeltsin. En ambos lados del conflicto Rusia-Ucrania están los intereses del capital, y estos son antagónicos por naturaleza a la clase obrera. Por tanto, el deber de los comunistas es luchar para que los trabajadores y pueblos del Mundo no se dejen llevar al matadero por un bando u otro, sino agrupar su fuerza en dirección del derrocamiento del mundo podrido del capitalismo. Pero estos fariseos de la PAM no pueden refutar que Rusia es capitalista y se encuentra entre las economías capitalistas más importantes del mundo, por lo que buscan blanquearla tramposamente como fuerza antifascista, a pesar de que dentro de la clase dominante rusa hay fuerzas de orientación filofascista. También es risible que aludan a la cuestión nacional cuando precisamente en febrero del 2022, unos días antes de la llamada “Operación Especial”, utilizando el chauvinismo granruso Putin atacaba y denigraba la política bolchevique sobre las nacionalidades de Lenin y Stalin que dio origen a la URSS, para justificarse. Tal retorcedura de la teoría marxista-leninista por parte de la PAM demuestra que es un grupo aventurero, corroído por el oportunismo.

 

  • Nuestra posición de principios frente a la guerra imperialista no conduce al inmovilismo, como asegura de forma poco realista la “administración” de la "plataforma". Mantenemos una posición militante, de choque y confrontación con el capitalismo en su fase imperialista, una acción constante contra la guerra, y una agitación cotidiana entre nuestra clase, que libera a través de muchas dificultades a las fuerzas obreras de la influencia de la burguesía y promueve la consigna que a la barbarie imperialista sólo se le puede poner fin con el socialismo-comunismo; mientras que las posiciones de la PAM no hacen más que buscar -en vano- buenos capitalistas-imperialistas, y se dedican a atacar a los partidos comunistas que luchan con principios revolucionarios, para crear confusión.

 

Es ridículo y malintencionado que se acuse al Partido Comunista de Grecia de “servir a los intereses de la OTAN”, cuando es el único partido que ha logrado detener en los hechos, de forma concreta, el envío de maquinaria de guerra de la OTAN hacia Ucrania. Mientras que la PAM, que defiende los intereses de la burguesía rusa, afirma –sólo con palabras- que “sabotearán la maquinaria de guerra de la OTAN” y se “negarán a permitir que las bases de la OTAN operen sin obstáculos”, pero concentra sus esfuerzos en atacar a los partidos comunistas revolucionarios, en lugar de luchar contra los gobiernos que abiertamente apoyan a la OTAN y las fuerzas de la izquierda que se les suman.

Tal grupo de provocadores quedará registrado ignominiosamente por su papel proimperialista, y la historia juzgará a aquéllos que decidan no deslindarse y permanecer en las filas de la PAM, legitimando su papel provocador.

 

¡Proletarios de todos los países, uníos!

La Sección Internacional del CC del PCM