60 aniversario del asalto al Cuartel Madera
Vigencia de la estrategia revolucionaria por el socialismo.
En la luz de sus principios siempre seguirán viviendo
Ignacio Cárdenas
Al amanecer del 23 de Septiembre de 1965, hace 60 años, combatientes revolucionarios comandados por Arturo Gámiz intentaron la toma del Cuartel Madera, en la sierra de Chihuahua. Por todos es reconocido que este hecho marca el inicio de la lucha armada por el socialismo.
En primer lugar rendimos homenaje a Arturo Gámiz, Pablo Gómez, Miguel Quiñones, Salomón Gaytan, Rafael Martínez Valdivia, Oscar Sandoval, y Antonio Scobell, caídos en combate aquella madrugada de la historia, legando al movimiento comunista y revolucionario de México su teoría, su congruencia, su ejemplo.
Desde el punto de vista militar, la operación no concluyó con éxito, en gran medida porque una delación anuló el factor sorpresa; pero desde la perspectiva de la estrategia revolucionaria por el socialismo, estamos ante una contribución esencial que ilumina el camino de la lucha de clases por el socialismo en México.
En el movimiento estudiantil, campesino, popular y obrero de esos años, los camaradas participan desatando un movimiento de masas que choca con el gobierno estatal de Chihuahua y con el Estado mexicano, los que responden con represión, cárcel, y asesinatos políticos, para proteger al latifundismo y el despojo agrario; pero también enfrentan el límite de las organizaciones políticas que en ese momento forman el movimiento comunista en nuestro país, y que atrapadas en una estrategia reformista, consideran a la burguesía gobernante y a su Estado, como aliados, “fuerzas progresistas”. Se presenta un doble problema derivado de la ideología de la Revolución Mexicana: por un lado, el abierto desarrollo capitalista, la acumulación, la explotación, la barbarie, encubiertos con la mascarada de ser los gobiernos populares surgidos de la Revolución democrático-burguesa de 1910, que ya desde los años 40 se había agotado, aunque continuara con la capacidad de control de las masas de nuestro pueblo; por otro lado, el retroceso en el movimiento comunista a principios de los años 60, en el que a partir el viraje del VII Congreso de la Internacional Comunista, y la línea del Frente popular, algunos partidos desenvuelven alianzas con la burguesía, y también debido a las tesis de la coexistencia pacífica y las vías nacionales al socialismo -que derivan del XX Congreso del PCUS-, las cuales dejan temporalmente de lado la perspectiva revolucionaria, optando por la estrategia de las etapas intermedias. Este doble problema lleva a que este núcleo revolucionario desarrolle una reflexión y un debate sobre la base del marxismo-leninismo, sobre todo en el II Encuentro de la Sierra Heraclio Bernal realizado en febrero de 1965, en el que de manera avanzada sitúa programáticamente el objetivo del socialismo y el deslinde con las corrientes oportunistas. Ellos afirmaron entonces, con razón y a contracorriente:
La revolución sigue siendo una ley universal y es una burda mentira que haya "caminos nacionales" propios y distintos para cada pueblo, lo fundamental no son las particularidades de cada país sino los rasgos generales del sistema capitalista. Las leyes del capitalismo son las mismas y rigen por igual en Italia que en México. No hay "camino italiano ", "camino chileno", "camino mexicano" , porque si la línea estratégica y táctica va a fundamentarse en razón de ciertos detallitos secundarios de cada país había que agregar que dentro de cada país hay condiciones muy diferentes de un estado a otro y por lo tanto surgirá también "un camino tarahumara" al socialismo, "camino totonaca" "camino chihuahuense" , etc., .
Nuestros camaradas entonces sometieron a despiadada crítica los fundamentos del oportunismo en México:
- La alianza con la llamada burguesía “nacional”
- El capitalismo de Estado como elemento positivo del desarrollo, que abriría camino al socialismo.
- La estrategia de la etapa intermedia entre el capitalismo y el socialismo.
- La inviabilidad de la revolución socialista en México por la vecindad con EEUU, la tesis del fatalismo geográfico.
Sobre esa base, hicieron una contribución teórica significativa a la teoría de la revolución socialista en México, y a la estrategia para lograr ese objetivo con el fundamento materialista de los límites históricos del capitalismo y la madurez de las condiciones objetivas para el advenimiento del poder obrero revolucionario.
Tales posiciones son vigentes, y por ejemplo han nutrido el debate del Partido Comunista de México sobre la redacción del nuevo Programa que se adoptó en Septiembre del 2014, y que orientan nuestro esfuerzo de elaboración estratégica y táctica.
Actualmente el poder burgués en México ha logrado reformular la continuidad de su existencia, que atravesaba por una profunda crisis política, al enfundarse la vestidura populista a través de la gestión socialdemócrata. Ello genera la ilusión temporal de que la lucha por los cambios revolucionarios y el rol del partido revolucionario es innecesaria, porque a través del Estado burgués y las reformas será posible satisfacer las necesidades del pueblo y los problemas sociales. Una situación similar afrontaban los comunistas y revolucionarios durante el llamado milagro mexicano en los años 50 y 60, cuando la aparente estabilidad y las limitadas reformas sociales creaban campo fértil para las posiciones del oportunismo y el reformismo, y un ambiente de negación del conflicto de clase y de la intervención de los comunistas con sus tareas revolucionarias. Es entonces que la existencia de este núcleo revolucionario en Chihuahua, con su reflexión y acción, rescata la bandera roja del marxismo-leninismo para que las generaciones del futuro puedan proseguir la lucha para llevar a los trabajadores al poder.
Nos parece por tanto un absurdo, que hoy el gobierno socialdemócrata busque mediatizar esa lucha sometiéndola al museo de los acontecimientos pasados, adocenando un proceso revolucionario para intentar convertirle en un legado inofensivo. Para nosotros, por el contrario, las ideas de nuestros camaradas están vivas y son orientaciones contra la socialdemocracia que hoy gobierna, y un planteamiento que contribuye a la lucha de los trabajadores mexicanos para el derrocamiento del capitalismo y la barbarie, por el socialismo-comunismo.
¡Adelante con las enseñanzas del II Encuentro de la Sierra!
¡Vivan Arturo Gámiz y los mártires de Madera!
¡Viva la lucha por la Revolución Socialista en México!
¡Proletarios de todos los países, uníos!
El Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de México