Sobre la lucha de clases y el pacifismo pequeñoburgués

Martha Aguilar

Nosotros queremos la paz, pero paz con dignidad

Carlos Puebla

¿En dónde estaban cuando salió el ejército a las calles?

¿Dónde estaban cuando mataban a las mujeres en Ciudad Juárez?

¿En dónde estaban cuando los paramilitares empezaron a matar gente en San Juan Copala?

¿En dónde se metieron en todos estos años de guerra de baja intensidad contra las comunidades índigenas?

¿Qué hacían mientras la policía torturaba personas por manifestarse en contra de la clase explotadora?


¿En qué pensaban mientras el ejército violaba y torturaba a compañeros y compañeras?

¿Qué hacían mientras despojaban violentamente las tierras?

¿En dónde estaban cuándo el gobierno desaparecía a personas por atentar contra su régimen?

Porque en México, la violencia existe desde que el gobierno dice,

y nos sentimos atacados e inseguros desde que matan a los poderosos, a los adinerados,

a los que se disputan la riqueza que no producen.

Pero estamos hartos ¿desde cuándo estamos hartos?

¿Qué es lo que nos tiene hasta el hartazgo?

Porque en esos términos, violencia no es que el trabajador labore más de ocho horas,

en condiciones precarias que lo lleven hasta la muerte,

como en Pasta de Conchos o en Sabinas.

Porque tampoco la condición del campo es violenta, ni la de los estudiantes, ni la de los desempleados.

Porque violencia, no es que dejen a hijos sin padre o madre, o sin ninguno.

Porque, qué tiene de violento que muera gente de hambre o de enfermedades curables,

qué tienen de violento los niños descalzos o los que mueren de frío,

¡hombre!, si esas cosas no pasan en México.

Porque violencia no es que la gente muera por la contaminación que provocan las grandes industrias.

Porque violencia no son las expropiaciones del gobierno para hacer negocio,

llámese presa o supervía,

porque violencia nunca ha sido tener en el cuello el yugo bajo el que vivimos.

Violencia es que maten a los ricos, a los intelectuales, a los capos.

Eso sí es violencia.

Violentos son esos indios que se levantan en armas porque no tienen nada que perder, pero un mundo por ganar, ellos, los que atentan contra la paz de los poderosos.

Violentos son esos estudiantes revoltosos que salen a quejarse de la represión y del gobierno,

violentos esos trabajadores que andan diciendo querer organizarse que porque tienen unos salarios de hambre que incluso ahora quieren quitarles.

Violencia es que se atente contra los intereses de clase de los ricos,

porque los pobres siempre han estado jodidos, porque son pobres y de hecho casi siempre violentos,

porque el estado y el explotador nunca los han violentado,

no los violentaron cuando propusieron la reforma a la ley federal del trabajo

no los violentaron cuando anularon su contrato colectivo

no los violentaron con la propuesta de la ley de seguridad nacional

no los violentaron mientras se enriquecían a costa de su trabajo, de su pobreza, de su salud, de su vida,

no los violentaron cuando los exprimían para sacar la mayor riqueza posible de sus manos productoras;

cómo va a ser violento, pues, que no se gane lo suficiente para comer

a pesar de tantas horas de trabajo,

si aquí la violencia es contra la propiedad privada,

contra los herederos,

contra los que pagan de colegiatura tantos miles de pesos al mes.

¿A dónde caminan silenciosamente?

¿En dónde estarán mañana cuando cambie el presidente?

A dónde se dirigen, callados, así, como los quieren.