Apuntes sobre la cultura y el trabajo de los comunistas.

Erick Germán Chías, ponencia en el  Primer Festival de El Comunista, en la mesa “El trabajo cultural de los comunistas”.

Saludos a todos los presentes.

Antes que nada quiero decirles que es un honor para mí haber sido invitado a participar como ponente en el presente aniversario de El Comunista.

Agradezco su invitación así como su atención a todos. En realidad vengo a exponer algunas ideas respecto de un tema amplio y que requiere una investigación seria y profunda, y un tema por supuesto de gran importancia para la organización partidaria, y para todo aquel que aspire a transformar de raíz la sociedad actual, desigual, de miseria, de explotación y saqueo.

Es el tema de la cultura y la labor que tiene al respecto el Partido Comunista, es decir, las mujeres y hombres, de los cuales muchos están aquí.

Reitero que solo vengo a exponer algunas ideas que bien pueden servir de punto de arranque y de discusión para una futura, pero inmediata profundización y ampliación.

 

 

La cultura, ese concepto difícil

En efecto, este concepto es de una complejidad y amplitud que ha dado origen a una cantidad de definiciones diferentes, lo cual por supuesto se debe a su objeto complejo.

En este caso me sumo a la concepción de los sociólogos soviéticos V. Kelle y M. Kovalzon cuando hablan de la cultura como el producto de la actividad  humana, todo aquello que ha sido creado por el hombre a diferencia de la naturaleza, y la actividad misma que los crea. También se refiere a  la forma en la que los seres humanos expresan su vida, es decir, la forma en la que la manifiestan y que por tanto,  es medio poderoso de reproducción de la vida social y de los sistemas sociales de la cual es parte. Tiene entre sus funciones principales, la de la socialización, es decir, la formación de las personalidades sociales y su incorporación orgánica al sistema social. Al mismo tiempo es un fenómeno identitario, por cuanto que está en dependencia de los sistemas sociales en su forma concreta de existencia, tomando características especificas de acuerdo a los contextos y momentos históricos, que hacen diferentes, en su forma, a unos grupos humanos de otros, separados por la geografía, así como y por las formas concretas que adquiere  la cultura.

La cultura es por tanto un concepto que caracteriza un abanico amplio de fenómenos;  la actividad humana y sus productos, pero en el aspecto de su forma, es un concepto que habla de la producción y asimilación de la vida social.

La cultura  es un fenómeno  social que caracteriza a los sistemas sociales, les da una identidad, y  expresa el nivel de desarrollo de una sociedad específica, así como la de sus miembros individualmente abordados.

Por tanto este concepto de cultura abarca las múltiples actividades humanas y engloba a todos sus miembros en cuánto seres creadores de los valores materiales y espirituales. No es un concepto que incluya solo  la actividad artística y científica como se conoce habitualmente.

Sin embargo habremos de enfocarnos en este, por decirlo así, concepto estrecho de cultura. Nos enfocarémos al hablar de las tareas del partido precisamente en este aspecto del fenómeno llamado cultura.

La cultura no es pura ni exenta de la “contaminación ideológica”

Hemos dicho que la cultura abarca la actividad productora y creadora, así como sus resultados, desde un producto de uso común, hasta una pintura artística, los valores morales por los que se guía la conducta, los objetos que usamos y en los que se materializa el conocimiento, las habilidades, los gustos y cánones estéticos. Las teorías científicas con las cuales se pueden crear aviones, así como los secretos del artesano que produce platos adornados.

Pero mencionábamos también que la cultura abarca ese aspecto que se llama socialización, la reproducción de la vida social. En este caso, el arte en sus distintas variedades, así como ciertos conocimientos y valores, tienen un papel fundamental en este proceso. Obviamente se incluyen las formas de organización mediante las cuales se crean y difunden dichas obras y conocimientos.

Aquí hemos de toparnos con que la característica social se expresa en su forma correspondiente. Habiendo una sociedad dividida, existen también sus formas de manifestación en la cultura, desde la separación de aspectos de la cultura como la creación artística y científica de la mayoría de la población, concentrada en manos de quien a su vez posee los medios materiales de producción, hasta en la contradicción de la orientación social expresada en sus productos y formas. Esto último da pie a la afirmación de Lenin, de la existencia de dos culturas al interior de la sociedad capitalista.

El arte y la literatura han sido siempre un instrumento muy eficaz y poderoso de influencia sobre los hombres, y con base en esta característica, ha sido utilizado de manera que ayuden a refrendar o contrarrestar los sistemas sociales.

Siqueiros hablaba de que el arte había sido siempre un arte de estado, y con fines políticos muy claros, y ejemplificaba con el uso de las artes por la iglesia católica. Por ejemplo el barroco, un arte dinámico y abigarrado que buscaba recuperar a los fieles perdidos en el renacimiento, y que abandonaban la vida asceta que les imponía la iglesia, por lo que ésta a su vez quería atraer de regreso mostrando pedacitos de cielo.

Y Siqueiros, gran pintor revolucionario, consciente de este hecho tomo partido en su creación artística.

Habrá quienes digan que la cultura artística es un todo puro, libre de las maquinaciones ideológicas, un ente neutral del cual se puede beber sin distinciones y que a todos hará bien, sin embargo la realidad no es así, y hemos de toparnos inevitablemente con que la cultura como “todo el cuerpo social” parafraseando a Foucault, se ve atravesado por la lucha de clases.

El pecado original ideológico de la cultura y el arte.

El arte como fenómeno social es rico y complejo como la cultura, y en esa complejidad reside la fuerza y capacidad para formar a las personas, y determinar su orientación social.

Tenemos que el arte es capaz de difundir ideas, de educar la percepción estética, de ilustrar e informar, de formar una posición ante la vida social, ideológica por supuesto, clasista, gracias también a su función comunicativa. Y esto logrado a través de la peculiaridad del arte de influir por medio de la vivencia, es decir, mediante la percepción integral, ideo-emocional, a través de la materialidad de la obra, casi del mismo modo que una experiencia viva.

A través del arte podemos tomar conciencia de un hecho histórico, y a veces mucho mejor que la lectura del mismo hecho en un texto histórico, formarnos una orientación ante tal o cual valor social, situación o idea.

Este poder del arte  o más bien dicho esta característica de él, es utilizado de manera consciente para formar individuos que acepten el status quo sin cuestionar, más aún, que sean participes de su reproducción. Pero ya antes de que se utilizara sistemáticamente con este fin -aunque este antes solo sea teórico-, el arte ya cumplía esa función, ya que el individuo inmerso en tal o cual sociedad, y formado a través de otros medios de la cultura,  ya manifiesta su vida y su posición a través de su obra.

Y es también por esto que existe el arte revolucionario, puesto que la división en clases sociales genera dos posiciones fundamentales que no pueden menos de manifestarse también en el arte.

El siglo XX ha sido testigo de una lucha colosal entre las clases, que tuvo y tiene su par en el frente ideológico y cultural. Y el arte considerado por muchos como una cosa ajena a las cuestiones ideológicas, (y que incluso se declara grosero, de mal gusto y violento el hecho de reconocer su culpabilidad ideológica), ha sido parte y pilar de esta confrontación.

En un texto publicado hace algunos años aparece en su texto introductorio lo siguiente.

“Durante los momentos culminantes de la guerra fría, el Gobierno de los Estados Unidos invirtió enormes recursos en un programa de propaganda cultural en Europa occidental… Fue llevado a cabo con gran secreto por la organización de espionaje de Estados Unidos, la Agencia Central de Inteligencia…”

Y más adelante

“En su momento álgido el Congreso por la Libertad Cultural (su organización fachada. E. Chias) tuvo oficinas en 35 países, contó con docenas de personas contratadas. Publicó artículos en más de veinte revistas de prestigio, organizó exposiciones de arte, contaba con su propio servicio de noticias y de artículos de opinión, organizo conferencias internacionales del más alto nivel y recompensó a los músicos y otros artistas con premios y actuaciones públicas. Su misión consistía en apartar sutilmente a la intelectualidad de Europa occidental de su prolongada fascinación por el marxismo y el comunismo, a favor de una forma de ver el mundo ms de acuerdo con “el concepto americano”(1) El subrayado es mío.

Resulta claro que este hecho relatado, no ha quedado atrás en la historia, sino que por el contrario, debemos suponer su continuidad, ampliada y perfeccionada.

La tarea de los artistas progresístas , revolucionarios y de los comunistas es grande.

El arte viene a ser de esta manera una parte fundamental de la lucha de clases, sirve para crear la conciencia, el conocimiento para la transformación del mundo, infunde la necesidad de la acción social en la lucha, refuerza los ideales y la moral combativa, o bien sirve de escape, de evasión, hace creer a la gente que es inútil la lucha transformadora y lleva al consuelo individual y al elitismo.

Si bien es cierto que en el siglo XX el arte fue usado sistemáticamente por la burguesía en su lucha contra los revolucionarios comunistas, sus Estados y organizaciones, también es cierto que en este frente los revolucionarios no se han quedad atrás, muy al contrario, han considerado y se debe seguir considerando la organización en dicho aspecto.

El siglo XX nos muestra como una gran parte de los grandes artistas han acudido a esta lucha de manera activa, decidida y abnegada, ofreciendo su talento, no como artistas contratados sino como activos colaboradores, con un compromiso voluntario.

En nuestro México hemos contamos con grandes artistas comprometidos, de los cuales, el pintor revolucionario en el arte como en la vida David Alfaro Siqueiros es un ejemplo de ello.

La tarea de los artistas revolucionarios es crear obras capaces de movilizar y hacer claro ante la gente, la realidad capitalista y la necesidad de llevar la lucha decidida, así como elevar la moral y cultivar la conciencia y el nivel cultural de la clase trabajadora. Por tanto los artistas deben estar comprometidos también con la calidad de sus obras, a elevar constantemente su nivel profesional y artístico también.

Por su parte los revolucionarios deben llevar a cabo la intensa labor en la lucha ideológica para atraer a la intelectualidad progresista y revolucionaria a las filas de la clase obrera. Esta labor es importante y difícil puesto que la propaganda en el terreno del arte como en otros es muy virulenta, y está enfocada en crear la conciencia individualista en extremo entre los artistas, y existe ciertamente un clima ideológico no propicio en los medios académicos y artísticos.

Y si en el medio artístico, los artistas comprometidos son fustigados y sus obras estigmatizadas, creando una presión enorme sobre ellos, existe otro muro difícil de sortear, y son las condiciones sociales en la que viven los individuos en la sociedad capitalista. Una gran parte de las personas están alejadas de la educación necesaria para poder asimilar las obras de arte, su contenido, y por tanto ser capaces de asimilar y disfrutar del goce estético.  Así como la dificultad de acercar el arte a la clase trabajadora.

Ya en su tiempo se ha planteado la necesidad de la difusión de las obras de arte popular entre las masas, el caso del muralismo mexicano y del taller de la grafica popular son ejemplos que aun son vigentes a mi modo de ver. El planteamiento de la creación de un arte monumental que saliera de los museos es un hecho relevante y desafiante aún en nuestros días. Evidentemente no se trata solo de copiar, sino de dar continuidad a esa obra grandiosa creada por los grandes pintores revolucionarios y progresistas, y de hacer uso de las posibilidades actuales de difusión de las obras de arte, así como  la creación de obras nuevas tomando en cuenta los recursos y las posibilidades del momento presente y en las distintas variedades de las artes.

Esto por supuesto que puede sonar desmesurado, sin embargo pienso que la realidad presente requiere de artistas como aquellos grandes.

He tomado como ejemplo aquí, y he mencionado quizá solo a los pintores muralistas por los que siento una especial admiración, sin embargo es de destacar que actualmente gran parte de la juventud adquiere conocimientos estéticos e ideológicos a través de la música, el cine y la literatura.

Una gran parte de los jóvenes, en la etapa de la consolidación de la personalidad, asimilan valores, identidad y concepciones ideológicas, en gran parte a través de la música popular. En ocasiones grupos de música se convierten en lideres ideológicos de grandes grupos de la juventud, y se plantea nuevamente ante este hecho la necesidad de crear las posibilidades de que los grupos musicales con ideas revolucionarias se acerquen a nosotros y nosotros a ellos, de la necesidad de crear los espacios y posibilidades de difundir la música popular con contenido social. Pero lo más importante es ayudar a la formación de profundas convicciones y de la concepción científica del mundo.

Los artistas aquí presentes, saben muy bien de su responsabilidad, que es doble: por una parte, conocedores de su oficio por decirlo así, están conscientes de la necesidad de elevar su maestría en la actividad por ellos realizada, y por otra parte  su cultura, ya que esto se verá reflejado en su obra, siendo más perfecta y con una voz mucho más potente.

La prensa obrera

Es necesario subrayar el hecho por el que estamos aquí: El aniversario del periódico del partido. La literatura en sus diversas formas es un medio importantísimo de difusión cultural, y el periódico como medio literario es esencial en este terreno,  su existencia es de por sí  un triunfo, Creo que los compañeros que participan en este proyecto de diversas formas, desde los escritores, colaboradores, editorialistas, diseñadores, impresores, los compañeros que de calle a calle, barrio a barrio, de fabrica en fabrica se dedican a darle vida deben de sentir la satisfacción en este aniversario.

Sin embargo, me atrevo a decir que están conscientes de que deben seguir trabajando en el perfeccionamiento y enriquecimiento de este medio vital de la actividad revolucionaria y del partido revolucionario, en multiplicar su tiraje y hacerlo llegar a muchas manos, en el crecimiento de su cuerpo y la variedad de secciones y colaboradores.

El trabajo en el terreno de la literatura informativa y artística, puesto que sus páginas están abiertas también para la poesía y la prosa artística, es como ya dije; vital para la lucha en el terreno ideológico y cultural.

¡Que viva la prensa obrera!