Saludo a la clase obrera

Contra la guerra imperialista y la explotación capitalista, por el socialismo-comunismo.

Al proletariado de México,

A las mujeres y hombres de la clase obrera,

A la mujer trabajadora, a la juventud trabajadora,

A los desempleados y los migrantes,

Camaradas:

Rendimos homenaje a las luchas de la clase obrera, a los mártires de Chicago, de Cananea y Río Blanco, al gran torrente del trabajo contra el capital que con organización, decisión y sacrificio conquistó para todos los trabajadores del mundo el derecho de huelga, la jornada de 8 horas, el fin del trabajo infantil, pasos para la igualdad de la mujer trabajadora y mejores condiciones de vida y trabajo. Luchas espontaneas primero, brotes en un centro fabril, que se transformaron en organización, sindicatos, centrales, huelgas de sector, rama, hasta alcanzar  ser huelgas generales, demostraron la razón de aquella idea de Marx de que con su unidad el movimiento obrero puede avanzar. Pero el poder de los trabajadores creció cuando se produjo la Gran Revolución Socialista de Octubre, con la construcción socialista en la URSS y con la victoria de los trabajadores en la Segunda Guerra Mundial. Aterrorizado el capital cedió a un conjunto de planteamientos del movimiento obrero y sindical, y en el plano político también los trabajadores acrecentaron su fuerza.

Es con la contrarrevolución en los años 90, que derroca temporalmente la construcción socialista en la URSS, que no solo los trabajadores soviéticos sufren una derrota transitoria, sino todo el movimiento obrero mundial. El capital, el poder de los monopolios, la burguesía como clase dominante encuentran las condiciones para despojar al proletariado de sus conquistas. Tres décadas en que han buscado la desvalorización de la fuerza de trabajo, atacando los salarios, las jubilaciones y pensiones, el derecho a la salud, vivienda, educación, vacaciones; atacando al sindicalismo; introduciendo la precarización, el outsourcing; aumentando el paro forzoso, el despido masivo, la migración por causas laborales, aumentando la jornada de trabajo y reduciendo el poder adquisitivo, acrecentando la brecha salarial entre el hombre y la mujer trabajadora; criminalizando las huelgas, reprimiéndolas; actuando con impunidad en los crímenes industriales. A ello debemos sumar ahora la guerra imperialista, por ahora focalizada, pero que en cuestión de tiempo se extenderá, se generalizará; desde que estalló hace dos años el costo de la vida, la carestía, crece. En esta guerra imperialista los trabajadores no tienen que apoyar a ninguno de los bandos de países imperialistas; deben si, levantando la bandera roja del internacionalismo proletario, luchar por el derrocamiento del mundo podrido del capitalismo, la explotación y la barbarie.

Saludamos las grandes movilizaciones y huelgas en Grecia, Francia, EEUU, Inglaterra, Alemania, son ejemplos que deben seguir los trabajadores de México. Enfrentar a la patronal, a los explotadores, a los Estados. También es de gran importancia la acción de los trabajadores en Grecia e Italia, frenando los ferrocarriles con material de la OTAN o negándose a descargar los barcos con material de guerra. ¡Acciones militantes contra la guerra imperialista!

En México los trabajadores también enfrentamos dificultades. Este mal gobierno presume de aumentos al salario mínimo, pero al mismo tiempo aumenta el precio de alimentos, electricidad, transporte. Ni antes los gobiernos del PRI, ni los del PAN, ni ahora el de MORENA, han tenido la intención, ni la capacidad, para la satisfacción de las necesidades populares. Su única preocupación es la ganancia de los monopolios, incluso así fue en la pandemia, y la comprobación es que la plutocracia duplicó sus fortunas. Esos programas sociales gubernamentales, esos aumentos al salario, van detrás de lo que necesitamos los trabajadores y nuestras familias.

¿Pero es posible que se satisfagan las necesidades populares y de la clase obrera? Es posible, a condición de que la clase obrera se ponga al frente del país, de la economía y de la política.

Por ahora debemos rechazar a todos esos que hoy nos gobiernan, y a los que ayer lo hicieron. Son los culpables del hambre y la miseria, del sufrimiento, del desempleo, la insalubridad. Son los culpables de la falta de pan en nuestras mesas, de la delincuencia y de la militarización, de la falta de medicamentos, y ahora de robo de las pensiones. Son los culpables de la política antiinmigrante. Tanto Sheinbaum, que propone cínicamente el “capitalismo consciente”, como Gálvez, representan políticamente a los explotadores, a los millonarios, a los parásitos que viven del trabajo de la clase obrera mexicana.

¡Es necesario cambiar todo lo que deba ser cambiado!

Son necesarios cambios profundos y radicales, que el poder lo tenga la mayoría, es decir, los trabajadores, para tomar medidas inmediatas en la economía y con la planificación central y científica, decidir en beneficio social. Es necesario el socialismo-comunismo. La sociedad donde no habrá explotación, ni infelicidad; donde se abrirá la senda para la emancipación de la mujer trabajadora; para la armonía con la naturaleza.

Pero los cambios no se harán solos. Serán el resultado de la participación política de los trabajadores. Por eso el trabajador debe ingresar a su partido, el Partido Comunista.

¡Viva el Primero de Mayo!

¡Viva el internacionalismo proletario!

El Comité Central del Partido Comunista de México