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Discurso de G. Marinos, miembro del Politburó del CC del Partido Comunista de Grecia en el 12 Encuentro de Partidos Comunistas y Obreros, en Sydafrica

Queremos agradecer al Partido Comunista de Sudáfrica por la celebración del encuentro internacional y la hospitalidad que nos ofrece.

Extendemos un saludo militante a los y las comunistas de África, a los movimientos antiimperialistas, a los pueblos de este Continente que experimentan la barbarie capitalista. Saludamos la celebración del Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros que se celebra por primera vez en el continente africano.

Damos la bienvenida a las delegaciones de los partidos obreros y comunistas y les agradecemos por su solidaridad con la lucha del KKE, del PAME y de la clase obrera de nuestro país.

Los acontecimientos han elevado el nivel de exigencias y los procedimientos del Encuentro Internacional de Partidos Comunistas deben estar imbuidos de la gran responsabilidad de los comunistas ante la clase obrera, los pueblos que experimentan el ataque brutal del capital y de sus representantes políticos; un ataque que en condiciones de crisis capitalista se hace aún más intenso y peligroso.

No somos cualquier tipo de partido, somos Partidos Comunistas y tenemos una misión concreta. Tenemos que organizar la lucha de la clase obrera, la lucha de clases por el derrocamiento del sistema explotador en cada país y la construcción de la nueva sociedad, la sociedad socialista-comunista.

Por lo tanto, tenemos la obligación de elaborar la experiencia de la lucha de manera colectiva y utilizarla para dar un paso adelante en cuanto a la estrategia y la táctica del movimiento comunista, para que corresponda con las necesidades de la lucha de clases.

La crisis capitalista sigue y se profundiza. A pesar de la contribución de los estados burgueses y de las organizaciones imperialistas al apoyo de las empresas monopolistas con miles de millones de dólares, las contradicciones del sistema no se contienen.

Todavía se mantiene la recesión de 2009 y en muchos estados capitalistas seguirá durante el 2011. Las estimaciones de que la recuperación será anémica y que se crearán condiciones de una nueva crisis, nos plantean nuevas tareas.

El desempleo ha superado cualquier precedente.

A los estados-miembros de la Unión Europea los desempleados superan los 23 millones, sin incluir los trabajadores de empleo temporal o parcial que son una fuerza numerosa.

Por lo tanto, es cada vez más necesario que los comunistas tengan una percepción común sobre las causas de la crisis. Sobre este tema crucial que tiene que ver con la dirección y la perspectiva de la lucha de clases se desarrolla un conflicto ideológico duro.

Las fuerzas burguesas que defienden el capitalismo atribuyen la causa de la crisis a políticas de gestión, a la falta de control del sistema financiero, al despilfarro del estado burgués y a la falta de transparencia en la ejecución de la política económica.

Las fuerzas de la socialdemocracia y del oportunismo se mueven en esta línea de gestión limitándose a criticar el neoliberalismo mientras buscan una salida a través del desarrollo del propio sistema, la regulación del mercado, fomentando el mito del capitalismo “de rostro humano” para engañar a los pueblos.

Desgraciadamente, estas o similares posiciones afectan las filas del movimiento comunista y causan gran daño.

De hecho, desplazan las causas de las relaciones de producción explotadoras, de las leyes y las contradicciones del capitalismo al terreno de la política de gestión burguesa y de las diferentes “mezclas”.

El análisis marxista-leninista conduce a una conclusión firme que señala que las causas de la crisis se hallan en el corazón del sistema, en las condiciones de la producción capitalista, en la anarquía, en el desarrollo desigual, en la agudización de la contradicción fundamental, la contradicción entre el carácter social de la producción y del trabajo por una parte y la apropiación capitalista privada por otra parte ya que los medios de producción están en manos de los capitalistas.

El curso de la crisis demuestra que se trata de una crisis de sobre-acumulación de capitales que se debe a la explotación de la fuerza de trabajo en el período anterior, en condiciones de crecimiento de la economía capitalista.

Así es la situación en Grecia también.

La desaceleración económica que se produjo en 2008 se desarrolló en 2009 con la recesión de la economía y la reducción del Producto Interno Bruto (PIB) en un 2% y continuó en 2010 con una reducción adicional de 4% y seguirá en 2011.

Se trata de una disminución de la producción industrial (Manufactura, Energía, Transportes, Telecomunicaciones) y de otros sectores de la economía, como el turismo y el comercio, que en combinación con la política antipopular de los gobiernos socialdemócratas y neoliberales trae el aumento del desempleo y el deterioro general de la situación de la clase obrera, del campesinado pequeño y mediano, de los pequeños autónomos, artesanos y comerciantes.

El gobierno liberal de la ND hasta el octubre de 2009 y a continuación el gobierno socialdemócrata del PASOK junto con el apoyo del partido racista reaccionario LAOS, han tomado duras medidas antipopulares en nombre del déficit y de la deuda pública que se mueven en tasas altas del PIB.

El gobierno socialdemócrata ha firmado un pacto, un memorándum con la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, la famosa “troika”, para lograr un préstamo de 110 miles de millones de euros para las necesidades de los capitalistas.

El memorándum incluye entre otros la reducción de salarios y pensiones, la abolición de los contratos sectoriales, derrocamiento de los derechos laborales y de seguridad, privatizaciones, cambios reaccionarios en la Salud, el Bienestar y la Educación.

Esta situación desencadenó el descontento del pueblo y muchas manifestaciones multitudinarias tomaron lugar con la contribución decisiva del KKE y del PAME, el movimiento sindical de clase.

Desde el diciembre de 2009 hasta hoy en día se han realizado 13 huelgas generales a nivel nacional, decenas de ocupaciones de ministerios y de otros edificios estatales y luchas multiformes sectoriales con la participación de cientos de miles de trabajadores.

El mensaje que mandó el KKE desde la Acrópolis, “Pueblos de Europa, levántense”, ha tenido importancia especial.

De la rica experiencia de este período se pueden sacar conclusiones valiosas.

En primer lugar, las medidas antipopulares no son producto de este período. Se trata de medidas decididas por la Unión Europea y otras organizaciones imperialistas internacionales, con la participación de gobiernos burgueses griegos y otros en los años anteriores, en el marco de las reestructuraciones capitalistas a fin de reducir el precio de la fuerza de trabajo, reforzar la competitividad y aumentar la rentabilidad de las grandes empresas.

Se ha demostrado lo peligrosa que es la opinión que la UE, una unión trasnacional imperialista, podría supuestamente impedir la manifestación de la crisis capitalista. Se ha demostrado además que la crisis no tiene nada que ver con alguna situación especial en Grecia. Los acontecimientos en Irlanda y Portugal demuestran que la manifestación de la crisis es de carácter más general.

Las medidas impuestas en condiciones de crisis no son de carácter temporal sino permanente y se reforzarán conforme a las necesidades del capital a menos que aumente la resistencia.

La conclusión es innegable.

Mientras el poder y los medios de producción estén en manos de los capitalistas, el desarrollo reforzará el papel y aumentará las ganancias del capital.

Tanto con política fiscal expansiva como restrictiva, con ampliación o renegociación de la deuda, las contradicciones se agudizarán y los pueblos tendrán que pagar el coste de la crisis.

En segundo lugar, aunque el gobierno socialdemócrata del PASOK lleva la responsabilidad principal de estas medidas, el partido liberal de la ND y los demás partidos burgueses están de acuerdo con su esencia.

Las fuerzas del oportunismo (SYN/SYRIZA etc) siembran confusión, justifican la Unión Europea, esta organización imperialista trasnacional, y concentran su crítica sobre el papel del Fondo Monetario Internacional (FMI).

También, es importante destacar que en estas circunstancias la lucha de los pueblos encabezada por los comunistas tiene que dejar claro que los paquetes de medidas antiobreras de la UE y del FMI no se imponen desde arriba a la burguesía de cada país contra su voluntad y sus intereses. Todo lo contrario, se trata de medidas que cuentan con el pleno apoyo del gran capital local principalmente porque garantizan la perpetuación de la rentabilidad en condiciones de crisis y en el período de la recuperación. Además, su implementación no constituye un nuevo tipo de ocupación como sostienen ciertas fuerzas, exonerando a la burguesía nacional y su gobierno.

El sindicalismo amarrillo que controla la administración de las dos Confederaciones Generales en el sector público y privado y tiene la mayoría en un gran número de sindicatos, tiene responsabilidades criminales ya que utiliza el aparato estatal y la intervención de los empleadores. Estas fuerzas llevan años apoyando la “vía de sentido único de la UE”, la estrategia del capital e implementan la línea de la colaboración de clases.

En tercer lugar, el KKE y el movimiento de orientación de clase son una fuerza consecuente al lado de los trabajadores organizando la lucha a pesar de las dificultades y la ofensiva anticomunista.

El KKE ha informado y preparado a tiempo los trabajadores para la crisis y la ofensiva antiobrera, antipopular. Aclaró que los trabajadores no son responsables por la crisis, el déficit y la deuda; que la responsabilidad la llevan las fuerzas del capital y la política al servicio de sus intereses. Esta tesis política ha sido expresada a través de la consigna “la crisis que la pague la plutocracia”.

El KKE y el PAME juegan un papel protagonista en la lucha diaria, se enfrentan a la Unión Europea imperialista, a los partidos burgueses y oportunistas así como a las fuerzas reformistas subordinadas en el movimiento sindical.

El KKE y el PAME centran su atención en la unidad de la clase obrera y la alianza social, en la agrupación de fuerzas obreras y populares en una línea de lucha y demandas contra la vía de desarrollo capitalista, y se orientan hacia la vía de desarrollo que tiene como criterio la satisfacción de las necesidades populares contemporáneas, el poder y la economía populares, el socialismo.

Un elemento muy importante es la coordinación de la lucha entre el PAME y las agrupaciones militantes de los pequeños campesinos, de los pequeños artesanos, comerciantes y autónomos, el movimiento militante de mujeres, el movimiento militante de los estudiantes en la base de un frente de lucha común que contribuye a la movilización de amplias fuerzas populares y al establecimiento de la alianza social.

Esta lucha combinada ideológica, política y de masas ha contribuido al aumento del prestigio y de la influencia del KKE, del PAME y de las demás agrupaciones militantes. Esto ha sido demostrado en la batalla electoral reciente para los órganos de administración local y regional en que las listas de la “Agrupación Popular” apoyadas por el KKE han logrado un aumento significativo.

Para nuestro partido, la fuente de su fuerza son sus tesis programáticas que fueron enriquecidas en el 18º Congreso con la resolución sobre la “Evaluación y conclusiones sobre la construcción socialista en el siglo XX” son.

Para nuestro partido la fuente de su fuerza es la fe en la lucha de clases, el compromiso con la revolución socialista por el derrocamiento del capitalismo y la construcción del socialismo.

Esta lucha determina el trabajo ideológico y político, la política de organización del partido, el trabajo con la clase obrera y la juventud.

La práctica demuestra que la línea de lucha revolucionaria del KKE no limita el trabajo de masas, lo refuerza. Esta línea fortalece las exigencias de los trabajadores, muestra la salida y la perspectiva y contribuye al cambio de la correlación de fuerzas.

Debemos confirmar y fortalecer nuestros principios porque esto nos dará fuerza a confrontar la crisis del movimiento comunista.

La experiencia nos enseña que la lucha revolucionaria requiere la confrontación con el oportunismo que expresa la influencia de la ideología burguesa en el movimiento obrero. El oportunismo funciona como instrumento del sistema, como obstáculo a la radicalización de las fuerzas populares y portador de la sumisión y el compromiso, como ha demostrado el curso del eurocomunismo y sus expresiones en los años siguientes.

El oportunismo lleva muchas máscaras.

Por ello, es necesario tener criterio estricto para comprobar qué se esconde cada vez tras el concepto de la “izquierda” y de los llamados partidos y movimientos de izquierdas.

La práctica demuestra que la estrategia y la táctica de una serie de fuerzas denominadas “de izquierdas” surgen como obstáculos a la lucha antiimperialista, antimonopolista.

Nos oponemos al Partido de la Izquierda Europea (PIE), en que el DIE LINKE de Alemania tiene un papel protagonista, porque defiende la Unión Europea imperialista y depende de ella. Promueve una estrategia socialdemócrata de gestión que ofrece apoyo al capitalismo y además participa en la campaña de calumnias contra la URSS y el socialismo construido en el siglo XX partiendo de posiciones anticomunistas sin base científica. Así crea confusiones a los trabajadores y pone obstáculos en el desarrollo de una conciencia política de clase.

Lo mismo ocurre con otros partidos similares aparte del PIE como el conocido Partido de la Izquierda de Suecia que a través de la fundación “Foro Internacional de Izquierda” (VIF) interviene de manera disolvente para promover la “socialdemocratización” de los Partidos Comunistas.

El KKE es de la opinión que debemos fortalecer el conflicto ideológico y político y revelar el papel de estas fuerzas tomando en cuenta que junto con el mecanismo de la Internacional Socialista y en combinación con mecanismos estatales y estructuras trasnacionales intervienen de manera disolvente en las filas del movimiento comunista, funcionando como factor de perpetuación de su crisis.

Igual de peligrosas son las tesis sobre el llamado “socialismo del siglo XXI”, que se promueve sobre todo por fuerzas pequeñoburguesas en América Latina, en contraposición con el socialismo científico.

Se trata de una construcción oportunista que distorsiona los principios y leyes que rigen el socialismo-comunismo, impide el desarrollo de la lucha de clases y crea confusiones a la clase obrera.

La necesidad de la revolución socialista, del derrocamiento del capitalismo y de la construcción de la nueva formación socioeconómica comunista no se determina por la correlación de fuerzas desarrollada en uno u otro momento histórico sino por la necesidad histórica de resolución de la contradicción fundamental entre el capital y el trabajo, la abolición de la explotación del hombre por el hombre, la abolición de las clases.

Por ello, el derrocamiento amargo del socialismo en la Unión Soviética y los demás países socialistas, los cambios contrarrevolucionarios en general provocados por la erosión oportunista, no cambian el carácter de nuestra época, como época de transición del capitalismo al socialismo.

La primera tarea consiste en que la clase obrera tome en sus manos el poder estatal para formar, con la actividad consciente de la vanguardia, de la clase obrera y su partido, la nueva base socioeconómica que requiere que los medios concentrados de producción se convierten en propiedad social bajo la planificación central de la economía.

Para la abolición absoluta de las clases hay que derrocar los explotadores y abolir su propiedad y toda propiedad privada en los medios de producción.

Esta dirección leninista tiene suma importancia en la lucha de los comunistas y nos protege de errores y desviaciones.

La sustitución de los principios del marxismo-leninismo por aproximaciones revisionistas en nombre de la especificidad nacional ha dañado y sigue dañando el movimiento comunista.

Estamos hablando de asuntos estratégicos, de la dirección central de nuestra lucha y ninguna especificidad nacional no puede invalidar la necesidad del derrocamiento revolucionario del capitalismo, la necesidad del poder obrero, de la socialización de los medios de producción y de la planificación central.

Ninguna especificidad nacional no puede justificar las tesis de un “socialismo con mercado capitalista”. Una cosa es la retirada temporal obligatoria bajo condiciones adversas (como la NEP en la época de Lenin) y otra cosa es la aceptación de las leyes y las categorías capitalistas como instrumentos para la construcción socialista, tal como se hace actualmente en China.

La formación comunista tiene sus propias leyes. Nunca ha habido y nunca habrá un socialismo con relaciones de producción capitalistas.

La eficacia de la lucha de clases será reforzada en la medida que se fortalece el frente contra el imperialismo y las organizaciones imperialistas, en la medida que se intensifica la confrontación con la teoría del llamado “mundo multipolar” que encubre la esencia del imperialismo que es el capitalismo monopolista.

Es una cosa utilizar las contradicciones imperialistas para la promoción de la lucha antiimperialista y otra cosa idealizar la postura de viejos o nuevos estados o uniones, emergentes o no (p.ej. la UE, Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva, Organización de Cooperación de Shangai etc) que se oponen p.ej. con los EE.UU. por cuenta de sus grupos monopolistas, para lograr mayor parte del mercado.

Esto no tiene que ver solamente con la Unión Europea y Japón. Abarca también Brasil, la India, Rusia así como China donde predominan las relaciones de producción capitalistas; los grupos capitalistas monopolistas se expanden en todos los continentes y a nivel político se promueven relaciones de cooperación estratégica con la Internacional Socialista que es la punta de lanza de la ofensiva del capital.

La oposición a las relaciones desiguales que caracterizan el sistema imperialista, la oposición a la presencia fuerte del capital multinacional en ciertos estados debe adquirir un contenido más antiimperialista, antimonopolista, debe confrontar las posiciones que promueven la alianza con sectores del capital nacional y con las fuerzas políticas que sirven sus intereses.

El trabajo ideológico, político y organizativo independiente de los Partidos Comunistas así como la política de alianzas que corresponde a una fuerza revolucionaria son principios fundamentales y cuando se ven violados llevan a la alteración de las características comunistas y a situaciones degenerativas.

Tenemos mucho trabajo por delante y tareas muy difíciles. Hace falta coordinar la acción e insistir en la realización de los objetivos establecidos por los encuentros internacionales de los Partidos Comunistas y Obreros.

En primer lugar, se da por sentado que la crisis capitalista continuará y por lo tanto se plantea la tarea de organización de la lucha obrera-popular en cada país para impedir las medidas antipopulares, agrupar más amplias fuerzas populares en torno de objetivos antimonopolistas, dar pasos de desarrollo de las relaciones de los Partidos Comunistas con la clase obrera, los sectores populares, la juventud, reforzar la organización en los centros de trabajo, ganar nuevos sindicatos con la línea de orientación de clase, construir organizaciones del partido en las fábricas y en general en los centros de trabajo y organizaciones fuertes de las Juventudes Comunistas.

El KKE siempre aplica con consecuencia las decisiones de los comunicados conjuntos de los encuentros internacionales, toma iniciativas para la organización de encuentros regionales y temáticos, insiste en la acción común de los Partidos Comunistas de Europa y de los Balcanes donde la crisis ideológica y política así como la fragmentación organizativa han traído un gran retroceso.

Seguiremos en este camino trabajando al mismo tiempo para fortalecer la iniciativa de las revistas teóricas de partidos hermanos, de partidos marxistas-leninistas con los que publicamos la “Revista Comunista Internacional”. Nosotros, como partido, insistimos en el establecimiento de un polo marxista-leninista distintivo que contribuirá a la confrontación de la crisis del Movimiento Comunista.

En segundo lugar, la intensificación de los antagonismos interimperialistas y las dificultades del sistema capitalista de hacer frente a la crisis, fortalecen la agresividad imperialista y aumentan el riesgo de un nuevo ciclo de conflictos regionales en Asia, en el Oriente Medio, en África, en la península de Corea, en el Cáucaso, en los Balcanes y en otros lugares.

Estos riesgos se intensifican si tomamos en cuenta la nueva estrategia de la OTAN, de este instrumento imperialista peligroso, la cual prevé intervenciones y guerras utilizando varios pretextos como el “terrorismo”, el “extremismo”, los “cambios climáticos” y los “flujos migratorios”.

Las condiciones y la correlación de fuerzas han cambiado y esto se denota en las relaciones internacionales y en las organizaciones internacionales como la ONU. Actualmente no existe el derecho internacional que se desarrolló a través del conflicto entre el Socialismo y el Capitalismo. Ha sido reemplazado por el derecho que sirve los intereses imperialistas, por esta razón la discusión sobre la “nueva arquitectura” y la “democratización de las relaciones internacionales” está en el aire.

Ante esta situación, los comunistas deben jugar un papel protagonista, informar a los pueblos y desarrollar la lucha antiimperialista para que abra un frente fuerte contra los gobiernos burgueses que participan en los planes imperialistas, para que se fortalezca el movimiento que exige el retiro de la OTAN, en todos los países, la eliminación de las bases militares y la retirada de los ejércitos de ocupación de Afganistán e Irak.

Hay que expresar la más grande solidaridad internacionalista posible a estados y pueblos amenazados por el imperialismo y para que no se instale el llamado “escudo antimisiles” de los EE.UU y de la OTAN.

Hay que fortalecer el apoyo a la Cuba socialista, así como a la lucha del pueblo palestino y de los pueblos del Oriente Medio que resisten y no se subordinan a los planes de los EE.UU y de Israel.

Hay que exigir una solución justa del problema chipriota y la retirada de las fuerzas de ocupación. El problema chipriota es en primer lugar un problema INTERNACIONAL de invasión y ocupación del 37% del territorio de un independiente estado-miembro de la ONU por el ejército turco con la ayuda activa de los EE.UU y de la OTAN.

En tercer lugar, se continúa y se intensifica el Anticomunismo, sobre todo a través de la equiparación sin base histórica del comunismo con las atrocidades fascistas y nazistas. El Consejo de Europa, la Unión Europea y las demás organizaciones imperialistas promueven medidas severas para limitar las actividades de los Partidos Comunistas y estrangularles económicamente. En este sentido se promueven cambios reaccionarios en los sistemas políticos y la clase burguesa crea nuevos mecanismos de represión para protegerse.

Además, cabe señalar que algunos Partidos Comunistas siguen en clandestinidad y militantes comunistas se persiguen en estados de Europa Oriental y Central, en Asia, África y otras regiones. Bajo el pretexto de la lucha contra el “terrorismo” apuntan contra los partidos comunistas, los movimientos revolucionarios y antiimperialistas en América Latina como las FARC-EP y criminalizan las formas que eligen los pueblos para resistir y luchar.

Tenemos la gran responsabilidad y obligación de exigir de manera coordinada la legalización de los Partidos Comunistas y de las fuerzas antiimperialistas defendiendo la historia del movimiento comunista, la gran contribución de la Unión Soviética, del socialismo construido en el siglo XX.

En cuarto lugar, las condiciones exigen que prestemos más apoyo a las organizaciones antiimperialistas internacionales, que contribuyamos al fortalecimiento de la Federación Sindical Mundial que da pasos importantes y celebrará su XVI Congreso en abril de 2011 en Atenas.

Hay que contribuir en el fortalecimiento del Consejo Mundial por la Paz, de la Federación Mundial de la Juventud Democrática que dentro de pocos días celebrará el XVII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, de la Federación Democrática Internacional de las Mujeres, reforzando su carácter antiimperialista.