La posición de los comunistas contra toda unión imperialista es un criterio fundamental

Elisseos Vagenas

Miembro del CC, responsable de la Sección de Relaciones Internacionales del CC

(Publicado en “Rizospastis” el 15 de enero de 2012)

La crisis capitalista global, consecuencia de la contradicción básica del sistema capitalista, ha conducido a una mayor agudización de las contradicciones interimperialistas, a la aparición de nuevas y poderosas potencias imperialistas, que tratan de formar nuevas uniones interestatales con múltiples objetivos: el fortalecimiento de su posición frente a sus rivales globales, el control de las materias primas, la energía, las rutas de transporte de energía, el control de esferas de mercado para favorecer a sus monopolios, así como una mayor explotación de la clase obrera y el reforzamiento del poder burgués en todos los países, utilizando las “herramientas” que proveen las uniones interestatales imperialistas.

Así vemos como, junto a nuestras “bien conocidas” uniones, como la UE, aparecen nuevas uniones en el territorio de la antigua URSS y en América Latina. Estas uniones pueden ser nuevas, pero las “raíces” de su creación no son otras que las que se señalaban en las obras de Lenin: que en la época del imperialismo, fase final del capitalismo, se forman uniones internacionales de capitalistas que se reparten el mundo.


Un intento de lavado de cara

Ciertas fuerzas están llevando a cabo un intento de “blanquear” este objetivo de las clases burguesas de esas regiones, en nombre de la formación de un “mundo multipolar”. Según este punto de vista, es positivo para los pueblos que surjan otros fuertes “polos” en el escenario internacional, más allá de los EEUU y la UE. Como argumento adicional, se señala la época en que existía la URSS, que operaba como un “contrapeso”.

Al mismo tiempo, el intento de “blanquear” las nuevas uniones interestatales dice que estas uniones aparecen para ayudar al “capital nacional” contra el denominado capital “comprador sometido a extranjeros”, para así reforzar “el desarrollo”, impedir la penetración de los EEUU y otras organizaciones imperialistas como la OTAN y la UE en estas regiones, e incluso salvaguardar la “soberanía nacional”, que de otra forma estaría amenazada por el imperialismo internacional.

Desgraciadamente, estos análisis no los apoyan sólo las fuerzas burguesas, sino también partidos que son caracterizados como “de izquierda”, e incluso comunistas, como el PC de Brasil (en cuanto a las uniones en la región de América Latina) o el PC de la Federación Rusa (en la denominada región de Eurasia).

Lo que se están olvidando

No obstante, estos partidos han olvidado echar un vistazo al asunto desde una perspectiva de clase. Si no se les hubiera olvidado, habrían visto que la Unión Soviética no se parecía a estas nuevas uniones interestatales. Esto es así porque ahora nos enfrentamos a uniones que están construidas sobre el terreno del capitalismo monopolista, es decir, el imperialismo. Además, el imperialismo no debe ser entendido de manera simplista, como una política agresiva de las potencias más fuertes que viene a imponerse a los pueblos desde fuera con el poder del dinero y las armas. En las condiciones actuales, todo país en el que prevalezcan las relaciones de producción capitalistas, independientemente del nivel de desarrollo de sus fuerzas productivas, se incorpora al sistema imperialista internacional, es una sección del mismo.

Entonces, si nos acercamos al acontecimiento de la formación de nuevas uniones interestatales que se están creando en Eurasia o América Latina con un enfoque de clase, veremos que éstas no se están creando para servir a los intereses de los pueblos, sino para promover los intereses del capital de países concretos y de sus monopolios.

Por ejemplo Brasil, donde el capital está viendo hoy un importante crecimiento de su rentabilidad, opera como “motor” en las nuevas uniones interestatales que se están creando en América Latina. La actividad económica y diplomática del estado brasileño tiene el objetivo de convertir a Brasil en un fuerte competidor capitalista en el marco de la “pirámide” imperialista. Ya en algunos mercados de América Latina son predominantes las empresas multinacionales brasileñas, que gozan de financiación pública. Rusia opera de forma similar, así como los monopolios rusos, en el territorio de la antigua URSS.

Con la formación de nuevas uniones interestatales, que constituyen expresiones de unificación capitalista regional y siempre surgen sobre la base de las leyes de la economía de mercado, las clases burguesas tratan de unir sus fuerzas contra sus rivales y a costa de la clase obrera. La política de apoyo a estas uniones transforma al movimiento comunista y obrero en una herramienta de apoyo al “desarrollo” capitalista, lo que fortalece las posiciones del capital y lleva a los trabajadores a la “cámara de tortura”, al consenso social favorable al incremento de la “competitividad” de la “economía nacional” y al fortalecimiento de la unión interestatal imperialista específica.

Por otra parte, el “mundo multipolar” no es realmente más pacífico y seguro para los pueblos, ya que es un mundo duras y depredadoras alianzas y conflictos imperialistas, que se sustancian en todas las formas posibles: económicas, políticas, diplomáticas, espionaje, militar, etc.

Consecuencias peligrosas

Tal enfoque de apoyo a las nuevas uniones imperialistas podría ser catastrófico para el movimiento comunista, que así llama al pueblo a elegir entre imperialistas. Podría llevar a posiciones y acciones que lo dejarían expuesto. Ofrecemos un ejemplo importante.

Como es bien sabido, a finales del año pasado tuvo lugar una gran masacre en la ciudad de Zhanaonen, Kazajstán, cuando las autoridades reprimieron a tiros la protesta de los huelguistas, quienes habían llegado al límite de la indigencia tras una huelga de muchos meses en una gran empresa petrolera kazajo-china. Los trabajadores exigían la subida de salarios y la mejora de las condiciones de trabajo, la liberación de sus camaradas presos, la libertad de acción de sus sindicatos y la cancelación de cientos de despidos intimidatorios. Las negociaciones entre los trabajadores y los empresarios no llegó a ningún resultado y los trabajadores comenzaron a exigir no sólo cuestiones económicas, sino también demandas políticas como la dimisión del presidente del país y la nacionalización de los recursos naturales del país. La violenta represión ocasionó la muerte de 16 trabajadores y dejó heridas a varias decenas más.

La gran mayoría de partidos comunistas y obreros que participaron en el reciente 13 Encuentro Internacional, organizado por el KKE en Atenas, condenaron la represión de la lucha obrera y expresaron su solidaridad con los trabajadores petroleros en huelga de Kazajstán.

El 4 de enero, el periódico del PC de Ucrania, el “Comunista”, publicó un artículo titulado: “El expreso “naranja” Moscú-Astaná” en el que tanto los acontecimientos en Kazajstán como las manifestaciones en Rusia contra el fraude que tuvo lugar en las elecciones parlamentarias y los obstáculos que enfrentan varias fuerzas políticas en su actividad, era calificado como “intentos de los EEUU de desestabilizar la situación política y económica de estos dos países sobre los que, en esencia, se basa la Comunidad Económica Euroasiática, Kazajstán y la Federación Rusa”. Hay que señalar que el PC de Ucrania es favorable a la entrada del país en la Comunidad Económica Euroasiática, en la que por ahora participan Rusia, Kazajstán y Bielorrusia.

El mismo artículo menciona que “las movilizaciones de los trabajadores de la empresa petrolera “Kasmunaygas” tuvieron lugar a iniciativa de la abogada sindical Natalia Sokolova, quien ha sido acusada en muchas ocasiones por las autoridades de faltas administrativas. La investigación sobre esta persona, llevada a cabo por periodistas kazajos, ha revelado una serie de provocaciones contra la empresa. Si tenemos en cuenta que en el pasado la sra. Sokolova trabajó como traductora en la misión humanitaria de la estadounidense Army and Navy, así como colaboró en varios asuntos con la agencia del Departamento de Estado de EEUU, USAID, queda todo claro”.

Como es bien sabido, Sokolova ha sido condenada a 6 años de cárcel y ahora está encerrada bajo la acusación de “alentar el odio social”, “violación del orden” y “organización de reuniones, encuentros y manifestaciones ilegales”, mientras que la información relativa a su conexión con los EEUU ha sido refutada y caracterizada como una provocación por varias organizaciones kazajas.

En el artículo incluso hay referencias a las posibilidades económicas (petróleo, plata, cobre, zinc, níquel, fósforo, gas natural, carbón, magnesio, oro y yacimientos de estaño) que existen en Kazajstán, así como a la importancia geopolítica del país, situado en una posición clave, entre Oriente Medio, Rusia, China, el Caspio y el Cáucaso. El artículo llega a la conclusión de que “el futuro de la Unión Euroasiática está directamente vinculado al destino de Kazajstán. La dirigencia de Kazajstán reaccionó de forma dura, sabia y competente”.

No a toda unión imperialista

No hay duda de que todas las potencias imperialistas, y sobre todo los EEUU y la UE, tratan de poner obstáculos al surgimiento y funcionamiento de otras uniones imperialistas, puesto que operan en competencia con sus intereses. Además, es bien conocido que las potencias imperialistas tienen mecanismos muy diversos de intervención, desde los medios de comunicación electrónicos a las ONG's, o “institutos de investigación”, a quienes dan dinero para que influyan y corrompan las conciencias, etc. Existe información específica sobre el papel jugado por una serie de agencias imperialistas en el entrenamiento de fuerzas que estuvieron activas en la denominada primavera árabe y/o están activas ahora en Siria. Está claro que no podemos ignorar los intereses y planes de cada potencia imperialista en distintas regiones y en distintos momentos. La lucha contra los planes imperialistas debe fortalecerse en todos los lugares. No obstante, los comunistas caeremos en trágicos errores y adoptaremos posiciones inaceptables (como el artículo que se opone a la lucha de la clase obrera y aplaude su represión sangrienta), si sustituimos el enfoque de clase para analizar los acontecimientos por teorías no clasistas supuestamente “geopolíticas”, que exigen que escojamos lado en la pugna imperialista, ocultando la contradicción básica entre capital y trabajo, que es la misma en todos los países capitalistas.

Por eso es un trágico error separar a la clase burguesa en “nacional” y “extranjera”, e igualmente peligroso y equivocado es elegir apoyar a una unión imperialista u otra. El movimiento comunista y el movimiento obrero debemos tener una posición clara de oposición a toda unión imperialista, luchar por la salida de nuestros países de los planes y las uniones imperialistas, con el simultáneo derrocamiento del sistema capitalista que las crea.

Traducido por el PCPE.